En 2006, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca falló una acción popular sustentada en la protección del derecho colectivo al medio ambiente, en la que se prohibió la construcción en 14.000 hectáreas de zona de reserva forestal.

Posteriormente, en noviembre de 2013, el Consejo de Estado ratificó la decisión, defendiendo así los cerros orientales de la capital.

Para María Mercedes Maldonado, vocera de la Veeduría ciudadana para preservación de los cerros orientales, el fallo califica como negligentes y descuidados a quienes han intentado urbanizar esta zona natural.

Así mismo, señala que “el Tribunal ordenó restituirle los derechos a la ciudadanía haciendo una gran zona de aprovechamiento ecológico y recreativo en esas hectáreas que intentaron robarle a la ciudadanía”.

La acción judicial se originó en rechazo a una resolución del Ministerio de Ambiente que excluyó 973 hectáreas de la zona de reserva de los cerros orientales, para que allí pudieran ser legalizados varios asentamientos.

“A una reserva forestal, que originalmente tenía aproximadamente 14.000 hectáreas, se le sustrajeron 973 hectáreas que hoy en día son la denominada franja de adecuación y que no hacen parte de la reserva forestal “, señala Camilo Cardona, subsecretario jurídico de la Secretaría de Planeación.

Aunque el Consejo de Estado avaló la resolución, la franja de adecuación de 973 hectáreas y la competencia del Ministerio para sustraer terrenos de zonas de reserva, dejó claro que allí no se permiten nuevas licencias de construcción.

La franja de adecuación está dividida en dos zonas. Una de ellas es el área de conservación del borde urbano, de 446 hectáreas en la cual hay barrios y se reconocen los derechos de terrenos adquiridos antes del 2005.

Por otro lado, está el área de ocupación pública prioritaria de 526 hectáreas que son las que no se ocuparon, zonas de vegetación natural, agricultura, canteras y bosques que deben ser respetados lo que crea un cinturón verde y una transición entre la ciudad construida y la reserva forestal.

Según Cardona, esta franja tiene una reglamentación de usos que ha sido concertada entre el Distrito y las autoridades ambientales y que debe mantenerse para darle cumplimiento efectivo al fallo del Concejo de Estado.

Esa franja permite usos ecológicos, por ejemplo, parques urbanos. Allí son permitidos un máximo de 16 edificaciones con usos muy restringidos, como zonas de investigación.

“No pueden hacer edificios residenciales, ni centros comerciales, esa área no se puede urbanizar y no se va a urbanizar porque de lo contrario estaríamos incumpliendo el fallo del Consejo de Estado”, agrega Cardona.

El propósito del Distrito es construir allí parques metropolitanos que, además de controlar la expansión ilegal de los bordes de la ciudad, ofrezcan espacio público de calidad ambientalmente sostenible.

Por otro lado, también está la propuesta de poner allí un sendero denominado corta fuegos, que va dentro de la reserva forestal. El Distrito ya puso el proyecto a consideración del Ministerio de Ambiente y la CAR.

En el mundo, el cinturón verde de Londres es reconocido como pionero. Luego de la Segunda Guerra Mundial, el parque natural permitió frenar la expansión industrial y urbanística descontrolada. En Colombia; la experiencia de los llamados cinturones ha permitido desarrollos como el jardín circunvalar en Medellín, que busca detener la urbanización de los 7 cerros de la ciudad.

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