Parece increíble pero es cierto. Presiones e intrigas de algunos líderes locales, aunados al temor de la Alcaldesa de tomar decisiones, están a punto de dejar al municipio de La Calera, en Cundinamarca, sin el proyecto más grande y ambicioso de toda su historia.
Se trata del parque ecológico El Rocío, el cual viene promoviendo el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, para que los ciudadanos puedan disfrutar de la belleza natural del embalse de San Rafael y sus alrededores.
El proyecto, que costaría cerca de 500.000 millones de pesos, hace parte de las compensaciones que el Acueducto de Bogotá se comprometió a dar desde hace más de 20 años a La Calera por la construcción del embalse que es reserva de emergencia de agua para la capital, para un caso en que haya problemas con el túnel que viene de Chingaza.
El municipio no tendría que aportar ni un solo peso para la construcción de un parque, que incluye un cable aéreo dese Usaquén, que puede llegar a servir también para la movilidad de los calerunos hacia Bogotá.
Sin embargo, han sido muchas las presiones que ha recibido la alcaldesa del municipio, Ana Lucía Escobar, a la cual también le están promoviendo una revocatoria.
Los líderes políticos de la localidad, especialmente los del Polo Democrático, han venido haciendo toda clase de exigencias como la adjudicación, al municipio, de 40 hectáreas que pertenecen al embalse. Así como que toda la explotación comercial y turística del parque quede en manos de La Calera.
Pero resulta que ni La Calera tiene los recursos para construir el parque, ni el sostenimiento del parque está garantizado y seguramente requerirá siempre de recursos con los que La Calera no cuenta.
Los calerunos se beneficiarían de un parque de calibre internacional que además generaría empleo para los habitantes del municipio.
Pero la demora en la toma de decisiones ya llevó al equipo de la Alcaldía de Bogotá a la frustración y el alcalde Peñalosa ya dio instrucciones de estudiar la asignación de los recursos a otros proyectos de parques dentro del territorio de Bogotá. La Calera se quedaría así, como Mosquera se quedó sin el metro, sin una inversión de casi medio billón de pesos que seguramente jamás se hará en el futuro.
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