Muchos han visto como su mascota ladra cuando está frente a un espejo, como si el perro que estuviera al frente fuera un extraño, caso contrario sucede con los chimpancés que sí asimilan que lo que hay en el espejo es el reflejo de ellos mismos.

Animales como los los delfines, elefantes y urracas son capaces también de reconocerse en un espejo, según un estudio. Pese a esto, las mascotas perrunas que tenemos, se reconocen es por medio del olor de su propia orina, aseguró, Alexandra Horowitz, psicóloga del Barnard College que estudia el comportamiento de los perros.

Por su parte, Marc Bekoff, biólogo y especialista en comportamiento animal de la Universidad de Colorado, descubrió en una investigación que su perro podía reconocer su propio aroma. Jehro, como nombró a su mascota, se interesaba más en la nieve que orinaban otros perros que en la que él mismo lo hacía, incluso si alguien movía la nieve de lado, por lo que entendió que así era como reconocía a sus similares.

Otro caso de Horowitz llevó el estudio un poco más allá, al agregar algo así como una marca en la cara de una chimpancé. Colocó platos con distintos olores. Usó la orina de un perro desconocido y la de su propio perro junto con otro aroma. Y en algunas pruebas de control, no puso orina, solo el aroma añadido que resultaba extraño.

Para encontrar los resultados puso a prueba a 36 perros mascota para ver cuánto tiempo pasaban en cada uno de los distintos olores. En muchas pruebas de comportamiento, el tiempo que se invierte en un olor o en ver algo se toma como evidencia del interés.

El resultado arrojó que los perros se interesaron muy poco en su propia orina, demostraron un interés medio en la orina de los demás y se interesaron demasiado en la orina propia alterada.

Estos resultados dejaron abierto el debate, pero según la autora, en una prueba de olor, no se puede “usar el espejo para componer la imagen de cómo crees que deberías verte”.

Sin embargo, dijo que los resultados de la prueba del espejo con los chimpancés demuestran en conjunto que hay esta investigación sensorial selectiva de algo que proviene del animal, pero que cambió.

Por otro lado, Laurie Santos, directora del Centro de Cognición Canina en Yale, opinó que el estudio era “una innovación realmente importante”. aseveró que al usar la prueba del espejo basada en el olor, Horowitz “pudo observar las capacidades cognitivas que no sabíamos que tenían los perros”.

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