Simpatizantes de la oposición se enfrentaron el martes con palos y piedras a las fuerzas de seguridad de Venezuela, luego de que contingentes antimotines bloquearon con gases lacrimógenos una marcha en Caracas contra el gobierno de Nicolás Maduro.

Los enfrentamientos estallaron cuando miles de opositores intentaban llegar hasta la sede de la Asamblea Nacional, en el centro de la capital, pero fueron contenidos por barreras de la policía y la Guardia Nacional.

La crisis política en Venezuela se agudizó la semana pasada cuando el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se arrogó facultades del Parlamento, dominado por la oposición, una decisión que fue criticada por la fiscal y el propio Maduro y, finalmente, revertida parcialmente.

Con tanquetas, camiones hidrantes y gases pimienta y lacrimógenos, los efectivos de seguridad bloquearon el avance de la marcha, mientras simpatizantes del gobierno lanzaban piedras desde edificios de viviendas sociales adornados con la firma del fallecido presidente Hugo Chávez.

Ondeando banderas de Venezuela, gritando "abajo la dictadura" y tapándose la cara, cientos de manifestantes devolvieron las piedras y gases y bloquearon una vital autopista de Caracas. Testigos de Reuters reportaron algunos manifestantes y policías heridos y oyeron varios disparos.

Bernardo Sánchez, un joven manifestante, dijo que recibió un impacto de bala en un muslo mientras protestaba en Caracas.

"Estaba tranquilo, viendo la protesta en la autopista y llegaron unos 50-100 motorizados (adeptos al Gobierno) y empezaron a disparar al aire y me dieron un tiro en el costado de la pierna", relató al canal de televisión VivoPlay antes de ser trasladado a una clínica local para ser atendido.

"Me siento bien y seguiré protestando en la calle", agregó.

Lilian Tintori, esposa del apresado líder Leopoldo López, mostró en redes sociales casquillos de balas como prueba de la represión a los manifestantes.

Otros líderes políticos como el presidente del Congreso, Julio Borges, y el ex candidato presidencial Henrique Capriles fueron alcanzados por los gases lacrimógenos.

A unos kilómetros, miles de partidarios de Maduro se congregaron para reclamar por el intento de "golpe de Estado" que, denuncian, llevan a cabo sus adversarios con el fin de deponer al mandatario de 54 años.

"Estamos apoyando a Venezuela. Hay un Congreso que está en desobediencia. No hay dictadura", dijo Carlos Pérez, un trabajador de 35 años de la alcaldía de Caracas.

Al término de las movilizaciones, el mandatario acusó a la oposición de intentar mostrar que la nación petrolera vive bajo un estado de guerra.

"Desde el norte le dieron la orden a la derecha fascista derrotada de Venezuela de llenar las calles de violencia y sangre", afirmó Maduro desde un acto al occidente del país.

"En Caracas, en Venezuela, ha triunfado la paz otra vez", dijo.

Venezuela atraviesa una grave crisis, con la inflación más alta del mundo, recesión económica y escasez de alimentos y medicinas por las que la oposición culpa a Maduro.

El lunes, la OEA llamó a Venezuela a respetar la separación e independencia de poderes y, pese a que el TSJ revirtió secciones de los fallos contra el Parlamento, la oposición y varios gobiernos latinoamericanos dicen que aún hay violaciones a los derechos humanos y detenciones de disidentes.

El Congreso postergó hasta el miércoles una sesión en la que iniciará el proceso para intentar destituir a los magistrados del TSJ que firmaron las controvertidas sentencias atribuyéndose funciones legislativas. Sin embargo, el proceso no avanzaría ya que depende de otros poderes públicos alineados con el Gobierno.

"Por primera vez siento que la OEA está viendo y escuchando al pueblo venezolano. Los países están viendo que Venezuela existe y debemos presionar", dijo Teresa Plata, una educadora de 57 años de la ciudad occidental de San Cristóbal, donde cientos marcharon para exigir la destitución de los magistrados del TSJ.

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