Foto: Reuters

Miles de catalanes desafían este domingo a las autoridades españolas al intentar votar en un referendo de independencia que fue suspendido por la Justicia. En lo que va del día ya se han presentado disturbios entre la policía y los votantes.

La consulta, que el Gobierno español considera ilegal, ha sumido al país en la peor crisis institucional en décadas y ha tensado las relaciones entre Madrid y Barcelona.

En una muestra de cómo ha polarizado la votación a la sociedad, miles de manifestantes se reunieron en las principales ciudades de España, incluida Barcelona, para expresar su oposición al intento de Cataluña de independizarse.

Por su parta, cientos de partidarios del referendo pasaron el sábado con sus hijos jugando fútbol, juegos de mesa y ping pong en colegios que tradicionalmente se usan como centros de votación, con el objetivo de mantenerlos abiertos hasta la apertura de las urnas a las 09.00 de este domingo.

El Gobierno español dijo que sólo un pequeño porcentaje de los centros permanecían ocupados y que había verificado que la mayoría de los más de 2.300 habilitados para la convocatoria estuvieran cerrados.

En aquellos en los que había personas reunidas, los padres llevaron sacos de dormir para pasar la noche.

"No entendemos cómo no podemos expresar de forma pacífica la expresión más simple de la democracia, un voto", dijo Pablo Larrañaga, en un colegio de Barcelona rodeado de padres y niños pequeños. "No sabemos qué va a pasar. Vamos a intentar votar de la única forma que sabemos, que es de forma pacífica", añadió.

La votación, que según los sondeos en su mayoría es apoyada por los ciudadanos, aunque un 40 % estaría a favor de la independencia, no tendrá valor vinculante porque ha sido suspendida por el Tribunal Constitucional a petición del Gobierno español.

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