El Banco de Alimentos está próximo a cumplir 20 años, y las estrategias para evitar el desperdicio de comida han ayudado a contribuir a las poblaciones en condición de vulnerabilidad, que sufren de inseguridad alimentaria y desnutrición.
De ocho a diez toneladas de alimentos diarios: es lo que este grupo de personas recoge puerta a puerta en cada una de las bodegas de la central mayorista de Corabastos.
“El trabajo que hacemos aquí en Corabastos lo estamos haciendo hace cinco años y medio: que es sensibilizar a los comerciantes de la central de abastos más grande del país, para que esos alimentos -que por algún motivo; por tamaño, por forma, por maduración o cuando hay un exceso de cosecha- en vez de ir a un contendor, nos permitan a nosotros llevarlo al comedor de alguna fundación que atiende población vulnerable”, sostuvo Josefina Nonato, supervisora del Banco de Alimentos de Bogotá.
Desde las 6:00 de la mañana, este grupo de personas recibe, almacena y clasifica los alimentos para luego ser distribuidos a más de diez fundaciones.
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Santiago Infante, comerciante de Corabastos, lleva cuatro años apoyando esta labor humanitaria y afirma que es primordial aportar a la sociedad.
“Es una labor muy importante porque hay mucho alimento que acá se pierde y además contribuye al bienestar de muchas familias”, manifestó Santiago Infante.
Esta entidad, sin ánimo de lucro, espera seguir ayudando y beneficiando a toda la población menos favorecida, para garantizar que tengan un plato de comida en su mesa.
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