30 años después del atentado terrorista del avión de Avianca en el municipio de Soacha, familiares y amigos rindieron un homenaje a las personas que murieron en este vuelo. En el lugar donde cayeron las partes de la aeronave se sembraron árboles y se elevaron oraciones. Familiares  de las víctimas también pidieron justicia.

Con una oración inició el homenaje que hace 30 años enlutó a más de 100 familias colombianas. Frío, neblina, y un paisaje verde acompañó la jornada organizada por los familiares de las personas que en un atentado terrorista perdieron la vida cuando volaban por el  cielo del municipio de Soacha.

Gustavo Vivas, hijo de Jeaneth Oliveros, quien nunca más volvió a su casa, narra que cuando esto ocurrió,  él tenía 10 años de edad y se encontraba en quinto de primaria. 

“El momento que más recuerdo es cuando ella llamó a decirme que no iba a llegar el domingo, día en que supuestamente tenía que llegar. Esa llamada fue la última que hicimos. Venía el lunes en el vuelo a primera hora, el vuelo en el que falleció”, cuenta Vivas. 

Asimismo, Ricardo Oliveros con mucha tristeza recuerda el momento cuando se enteró de que su hermana había muerto: “Yo recibí la noticia en un telegrama que le llegó al decano de la universidad, el me dice en ruso “es algo malo, Ricardo”. Cuando leí, era de parte del Gobierno y decía que mi hermana había fallecido”. 

Todos los familiares continúan con sus heridas abiertas, así lo dio a conocer Laura Sofía Rivera, hija de Oneida Paéz, empresaria caleña. “Es algo indescriptible, es algo que no se puede borrar de la memoria después de tantos años”, dijo la joven. 

Hoy, 30 años después, visitaron el lugar en donde cayó el avión debido de una gran carga explosiva.

“30 años después todavía hay mucha incertidumbre sobre el caso. Tenemos algunos implicados, pero todavía hay verdades que no se han dicho y queremos seguirlas descubriendo. Es muy duro vivir sin mamá”, agregó Gustavo Vivas. 

Laura Sofía Rivera, otra de las familiares que asistió al homenaje, declaró: “Es, hasta cierto punto, una reconciliación con el lugar. Yo nunca había venido, es un cementerio muy bello, un lugar muy hermoso para permanecer ahí después de un suceso tan terrible”

Durante la jornada, familiares que viven en Cali viajaron a Bogotá y participaron en este acto solemne, ofrecieron y sembraron un árbol por cada víctima.

“Estamos sembrando 107 árboles producto de las víctimas del atentado de Avianca de hace 30 años. Decidimos sembrar este bosque conmemorativo”, explicó el coordinador de Hojas Verdes, Ferney Rojas. 

Los famliares piden a gritos que sean escuchados por el Estado que desde entonces, y según ellos, les ha dado la espalda frente a los hechos ocurridos ese lunes 27 de noviembre de 1989.

Por: Carolina Beltrán

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