Si bien Colombia tiene fama como la democracia más antigua del continente americano, la realidad es distinta pues el presidente del país se elige con menos del 50 % del total de la población habilitada para votar. Todo indica que las y los ciudadanos del común tienen un distanciamiento profundo por las instituciones y al no ver un beneficio inmediato, consideran que no vale la pena salir a votar.

Fue en las elecciones de 2010, cuando se registró la cifra más alta de abstencionismo en Colombia en los últimos 100 años con más del 56% según las estadísticas de la Registraduría Nacional del Estado Civil y una dependencia del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, en el país históricamente el ciudadano no vota.

Para las elecciones del año 2014, la abstención había llegado a más del 52% y en 2006 fue de 55.3%, lo que indica que más de la mitad de los ciudadanos se abstienen de ejercer su derecho al voto. El presidente del país se elige con menos del 50% del llamado censo electoral.

“Hay otro tipo de abstencionismo que podría relacionarse con la compostura subjetiva de las personas que voluntariamente deciden no participar en los certámenes electorales”, indicó Armando Novoa, ex magistrado del Consejo Nacional Electoral.

Algunos ciudadanos no sienten la importancia de ejercer su derecho al voto en las elecciones democráticas.

“A pesar de que la gente participa en los certámenes electorales, el elector no siente que su voto puede ser decisorio para cambiar el rumbo del país”, expresó Armando Novoa, ex magistrado del Consejo Nacional Electoral.

En la ciudadanía existe una especie de desencanto en lo que tiene que ver con la incidencia de cada uno, como miembro de una sociedad para localizar un mejor futuro a través de la elección.

“Si usted no vota no tiene derecho a reclamar nada. Hay gente que no vota porque es desconfiada de los políticos”, aseguró un ciudadano de la capital.

Todo indica que el colombiano de la calle tiene un distanciamiento profundo con las llamadas instituciones.

“En la práctica y una vez electos, ahí viene el sentimiento de frustración. Los políticos se olvidan realmente de los ciudadanos, quienes fueron los que los llevaron a ocupar las curules en el congreso y en ningún momento atienden al ciudadano”, indicó Augusto Ocampo, abogado constitucionalista

Al parecer, si el ciudadano no ve un beneficio inmediato en su entorno, considera que no vale la pena salir a votar y ejercer su derecho.

“Cuánto tiempo nos llevan prometiendo y seguimos en los mismo, cada vez peor”, expresó Jorge Leal, ciudadano de la capital.

Lo que se reflejó en las elecciones presidenciales de 2018 fue una abstención del 53.36% en la primera vuelta y del 53.04% para la segunda vuelta.

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