FrayÑero
FrayÑero. Tomada de @Fraygabrielofm

Como si fuera paradójico, hace más de dos mil años, murió uno de los misioneros más importantes del mundo en una cruz; 2021 años después, un Viernes Santo cualquiera, muere el misionero que ayudaba a los más humildes de los humildes: Fray Gabriel Gutiérrez, más conocido como FrayÑero.

A sus 63 años, este fraile franciscano falleció en la Clínica Marly por COVID-19, después de durar varios días internado en una Unidad de Cuidados Intensivos. Quienes estuvieron cerca cuentan que FrayÑero tuvo una sola preocupación mientras estaba en la clínica: ¿Cómo estaban sus compañeros habitantes de calles? Y es que esa pregunta rondó siempre su cabeza, pues su misión en las calles de Bogotá dependió únicamente de esa respuesta.

El trabajo de FrayÑero estuvo siempre enmarcado en servir, como decía él, 'a los más humildes de los humildes', a esos a quienes la ciudad los rechazó y olvidó, pero que, gracias al fraile Gutiérrez, pudieron encontrar una representación, y por muchos años, un refugio y amor incondicional.

Carlos Marín, director del IDIPRON, instituto que trabajó con el franciscano estos últimos meses para ayudar a los cachivacheros del parque Tercer Milenio, sostuvo que FrayÑero era clave para la relación entre los habitantes de calle y las instituciones distritales, pues se convirtió en líder de estas comunidades y logró cosas que no se podía imaginar.

"FrayÑero era una persona muy humana, generosa, sentida y muy admiraba. Siempre fue un honor trabajar con él".

Según Marín, su prioridad siempre fue brindarles bienestar a los habitantes de calle y luchaba cada día por ello. También lo recuerda como un hombre "muy polémico, jamás se quedaba callado, él cuestionaba mucho las decisiones del Gobierno Nacional y la Administración Distrital, pero era porque defendía a cabalidad los Derechos Humanos de una población muy marginada".

El fraile franciscano se convirtió en una ayuda muy grande para los habitantes de calle, y aunque muchas veces perdió duras batallas, su orgullo siempre fue la creación de la Fundación Callejeros de la Misericordia.

Muchos que trabajaron con él sienten su pérdida, pero sin lugar a dudas, el vacío más grande lo deja en las calles de Bogotá, sí, sus compaÑeros perdieron al 'ángel de los habitantes de calle'.

La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, también lamentó su pérdida. En su cuenta oficial de Twitter sostuvo que el trabajo de FrayÑero no desaparecerá, pues la Administración Distrital continuará con su legado.

Un legado que es muy difícil de borrar, pues este franciscano se encargó, con cada huella que daba en Bogotá, de marcar muy bien su camino. Pero bien lo dice Carlos Marín, "si lo recordamos no va a morir", y es que ¿cómo olvidar a la persona que iluminaba con sus ayudas las oscuras y frías calles de Bogotá?

Hoy despedimos a uno de los grandes, pero su herencia continúa, pues, así suene muy cliché, se encargó de darle visibilidad a los que todos olvidaron. 

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