La concejala por la Alianza Verde en Bogotá conversó con Carolina Sanín en #MesaCapital sobre el derecho de los animales y cómo desde el Concejo de la ciudad está trabajando por ellos.

Andrea Padilla no solo se ha caracterizado por trabajar por  los derechos de los animales, sino también por ir de frente contra quien los minimiza y los maltrata. En #DominioPúblico de #MesaCapital enfatizó que haría lo posible por salvar la vida de un animal, hasta el punto de irrumpir en una propiedad privada.

''Yo no soy defensora de la propiedad privada. Cuando un perro está muriendo dentro de un carro, hay que romper la ventana. También creo que hay que incomodar a los tomadores de decisiones, hay que confrontarlos y por eso hay que pararse en las plazas. Hay que hacerlo por los animales; yo no dudaría en romper una puerta porque un animal se esté muriendo’’, señaló la ambientalista.

Su activismo lo trasladó al Concejo para que se respeten los derechos de los animales. También ha impulsado iniciativas como la del menú vegano en entidades del distrito y colegios públicos de la ciudad.

''La idea es que esté la oferta en todas las entidades del distrito y colegios públicos de Bogotá. No que sea obligatoria, pero que por lo menos sí exista la oferta; que un niño o una niña tengan la alternativa de un menú vegano’’, sostuvo la animalista.

La concejala también explicó que en la política hay oportunidades en las que se tiene que llegar a transacciones sobre ciertas leyes. Así sucedió con el proyecto que se aprobó para desincentivar las corridas de toros en la ciudad.

El proyecto prohíbe los instrumentos que laceren, corten, mutilen, hieran o lastimen al animal. También ya no se puede matar al toro en la plaza. ''Ya no hacen de la muerte un espectáculo. Tienen que destinar el 30 % de publicidad para contar lo que les hacen a los animales; quiero ver cómo traducen eso en pedagogía’’, aseguró la concejala por la Alianza Verde.

Andrea Padilla comenzó la defensa por los animales cuando tuvo una gata a la que llamó Mayo. ''Ella se convirtió en una compañía extraordinaria, pero fue un punto de quiebre en mi vida. Con Mayo decidí dedicarme a los animales. Un día estaba cocinando y vi a Mayo, la alcé y la abracé. En ese momento me di cuenta de que sus patas tenían la misma forma de las patas del pollo que estaba cocinando; vi que no había ninguna diferencia entre ella y ese pollo'', recordó.

 

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