Foto: tomada de Universidad de los Andes.

Capital estrena su nuevo especial “30 años de la Constitución del 91, la promesa congelada” en el que analizamos el contexto y las consecuencias del movimiento de la Séptima Papeleta y la conformación de la Asamblea Nacional Constituyente.

Para ello hablamos con Aquiles Arrieta, abogado y filósofo de la Universidad de Los Andes, quien además ha dedicado prácticamente toda su vida profesional a la Corte Constitucional.

"Soy un hijo de la Constitución del 91. Estaba terminando el colegio justamente cuando la Séptima Papeleta. No pude votar, pero hice parte de ese movimiento estudiantil: repartíamos la Séptima Papeleta aquellos que aún no teníamos cédula pero éramos conscientes y estábamos participando. Toda mi vida he sido ciudadano bajo la Constitución del 91", relata.

Antecedentes: el origen de la Constitución 

Así, como testigo vivo del nacimiento del movimiento estudiantil, Arrieta cuenta el contexto previo que fue el punto de partida. Un hecho puntual que sería el inicio de todo y por lo cual se empezó pensar en un país diferente: un diagnóstico diferente.

"A partir de los años 80, con el Gobierno de Belisario Betancur, comienza un cambio en las narrativas de qué era lo que pasaba en Colombia. Este cambio se da, sobre todo, en cuál es el origen del conflicto. Hasta esos años se consideraba que era la amenaza comunista. Desde los 80 surge un diagnóstico distinto".

El abogado explica que debido a este cambio en el país se empezó a hablar de las causas objetivas y las causas subjetivas del conflicto:

  • Causas objetivas: indican que hay unas condiciones materiales que impiden una vida digna en Colombia. Esto tiene que ver con históricas discriminaciones e inequidades que aún mantenemos.
  • Causas subjetivas: La imposibilidad de hacer parte del sistema político y poder entrar de manera abierta, lo que tiene que ver con las exclusiones y sectarismo político en la Colombia de esos años.

"Para el 89 y 90, esto se da como un cataclismo: el asesinato de Luis Carlos Galán, de Carlos Pizarro, de Bernardo Jaramillo, y no solamente esto que ya era el descaro, era pensar que vivíamos en medio de bombas y ataques. Eso llevó a profundizar en la estrategia de buscar, vía Constitución, lograr condiciones materiales de vida digna para todas las personas y un escenario de apertura política que nos permitiera el sueño de autogobernarnos como una nación en paz".

Líneas comunes y contrastes entre la Colombia de 1991 y la de 2011

Arrieta reflexiona sobre el pasado y el presente: ¿Qué nos une hoy día con la Colombia de hace tres décadas? ¿Qué nos diferencia?

Para iniciar, el exmagistrado señala que estamos en contextos diferentes. Según él, lo de hoy responde a un conflicto al interior de la sociedad civil, pues encuentra componentes fuertes de desacuerdo político interno.

"A finales de los 80 teníamos unas amenazas muy claras de grupos al margen de la ley que querían generar un caos y una desestabilización muy grande. Ahora tenemos manifestaciones y protestas pero no tenemos estos actos de magnicidios, de asesinatos, de interferencia en la política y en el gobierno de gran escala", argumenta.

Otra de las diferencias entre contextos, de acuerdo con el análisis de Arrieta, apuntaba a la posibilidad de un estado de sitio o régimen de excepción que implicaba la imposibilidad de tener una protección amplia como ciudadanos.

"Hoy muchas de las personas que están en la calle pueden sentir que sus derechos han sido afectados, pero no tienen duda de que eso es así y no tienen duda de que los puede reclamar. Justamente eso genera un cambio enorme con la situación que vivíamos en los 80, donde teníamos la posibilidad de un estado de sitio y que en una revuelta de estas condiciones no se podía reclamar el derecho a la protesta como derecho fundamental".

El abogado indica que la Constitución sí generó un nuevo escenario: al poner los derechos fundamentales y los derechos humanos como el ADN del sistema jurídico que nos vincula con todos los sistemas de protección. 

La Constitución que cobró vida

De acuerdo con el análisis del Aquiles Arrieta, la Constitución, por un lado, se enfoca en cambios institucionales, organizacionales y dogmáticos que se fundamentan en el cambio de narrativa de las causas del conflicto y por el otro la Constitución como un pacto de paz.

"Los derechos sociales pasaron a ser cruciales y ligados a condiciones básicas de una existencia. También señalaría que una de las cosas que se buscaba era poder tener una democracia. Hoy en día hay cosas que tal vez no se valoran tanto y es que el Congreso saca leyes, parece leyes, parece normal, pero eso es gracias a esas reformas que se lograron en ese momento".

Otro de los aspectos que se lograron, entre los que menciona Arrieta, fue que la Constitución valiera: la idea de la aplicación de las leyes por igual y prometer el fin de la arbitrariedad. 

"Desde ese momento, comienza un verdadero redescubrimiento de lo que somos y de nuestras raíces", indica.

Conéctate al especial de Capital para ver la entrevista completa.

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