Llegamos al último programa de la tercera temporada de Mesa Capital, y en este nuevo capítulo de Debate la Cultura quisimos hablar sobre el arte para sanar.

Los antropólogos y antropólogas nos referimos a los artistas como productores culturales, la razón de esto es que permiten que sus producciones artísticas reflexionen a la vez que construye conciencia, identidades, categorías sociales e historias y nos interesa ver como la Comisión de la Verdad ha propuesto un camino para que en las aulas de clase, en las conversaciones comunitarias, en los encuentros culturales y deportivos, o en cualquier esquina donde sea posible que la vida querida vuelva a florecer activen lo que han denominado el ‘Botiquín para sanar’.

Las expresiones artísticas no tienen peso jurídico, no existen para tenerlo, sin embargo, impregnan los discursos de la misma, de reparación y reconciliación.

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La Comisión de la Verdad presentará a la sociedad su Informe Final, un documento que invita a la reflexión sobre nuestro papel en este entramado de dolor producto de la estigmatización, el clasismo, el racismo. Por eso dibujar, cantar, exhibir, bailar, actuar contribuyen a construir un imaginario nacional sobre el futuro que queremos, después de haber vivido una violencia llena de desplazamientos, violaciones sexuales, minas antipersonales, masacres, y desapariciones. 

En muchos casos el fin de los artistas es manifestar su sensibilidad en relación con un tema específico que les interesa abordar; y para las víctimas las artes han servido como mecanismos de resistencia y denuncia que permiten pasar del trauma individual al colectivo. 

Por esto, comprender las formas de creación y circulación merecen atención cuando se quiere comprender algunas formas de expresión cultural, de las ideas y de lo simbólico para también saber cómo reparar, como incluso como individuos, podemos mirarnos al espejo y responder yo que he hecho para contribuir a estas micro y macro violencias. Por eso es importante entender que el arte y la cultura son una herramienta fundamental para la paz.

Para abordar este tema, Catalina Ceballos invitó a Johan Velandia, actor, dramaturgo, literato y director escénico. Su formación como Actor y Maestro en Artes Escénicas la realizó en la Academia Superior de Artes de Bogotá y Lizeth Gómez, mediadora de lectura y narradora de la paz para los territorios. Su voz retumba desde Buenaventura donde ha procurado y trabajado por crear y gestar espacios de lectura y enseñanza con niños y mujeres de diferentes edades. 

Antes de dar paso a sus invitados, Catalina Ceballos hizo un breve contexto: 

La Comisión de la Verdad, reunió bajo la curaduría de Conrado Uribe y desde el enfoque de Arte y Cultura, liderado por la comisionada Lucia González, quien ya ha sido invitada a esta mesa, reunieron a un grupo de artistas de todos los territorios, para que nosotros como ciudadanos o las organizaciones de base, o colegios, o colectivos representantes de las víctimas o de la sociedad civil, recibieron el botiquín para sanar. Un conjunto de ideas, que estimulan acciones individuales y colectivas para estar preparados para la presentación del Informe Final, que nos permitirá dar comienzo a una gran conversación para que construyamos juntos un nuevo camino en medio de la diversidad étnica, de expresión y de ideas. 

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¿Por qué es importante hablar de sanar o curar a través de las artes? 

“Es definitivo, sobre todo en un país que ha tenido tantas heridas como  Colombia hay heridas que todavía están abiertas y que hay que limpiar, curar, entonces creo que el arte  sin lugar a dudas, es un mecanismo que llega muy, muy cerca a los espectadores  o a las personas que se acercan al arte. Haciendo teatro he constatado cómo a través de las historias que contamos, a través de las reflexiones que hacemos con personajes podemos llegar mucho más allá y muy profundo, al alma. Creo que en ese sentido el arte sí que es una medicina maravillosa para poder reconciliarnos”, expresó  Johan Velandia,  dramaturgo y actor. 

Por su parte,  Lizeth Gómez la lectura conecta los unos con los otros. 

“Contar historias o relatar historias en el formato que lo hagamos,  yo desde la lectura en voz alta, desde los libros, desde la poesía. En el formato que lo hagamos, además genera placer, genera también la sensación de estar acompañados”, manifestó Lizeth Gómez promotora de lectura, de Buenaventura. 

El arte en Colombia se ha convertido en una herramienta para sanar, además de transmitir emociones e ideas. 

“Lo que hacemos es contarnos historias que nos permiten vincularnos emocionalmente”,  dijo Lizeth Gómez. 

Por su parte, Johan Velandia  ha narrado el conflicto en distintos escenarios y da su opinión acerca de los artistas y la política. 

“Respeto mucho la opinión de los que no han querido involucrarse con política, pero yo creo que es un asunto ético y estoy absolutamente convencido que si nosotros somos artistas, tenemos una misión en nuestra sociedad. Por supuesto que tenemos que participar en nuestro momento histórico, el teatro al menos siempre ha servido de contexto y de espejo de lo que somos”, expresó  Johan Velandia.

El arte es fundamental para reconocernos como sociedad y nación, la cual está llena de diversidad de expresiones como la Afro en Colombia, así como sus tradiciones y la de otras comunidades, es importante preservar su legado. 

“Hace falta que las familias se apersonan de esos legados que ellos han dejado, porque el arte es eterno, la palabra es eterna, la escritura es eterna, un cuadro es eterno (…) esto es una invitación gentil para las personas que poseen los saberes de sus propias familias, y con esto también es una invitación gentil para aquellos que son hijos de sabedoras mucho más sencillas y de sabedores”, manifestó  Lizeth Gómez. 

El Botiquín para sanar

Artistas de todo el país fueron convocados para que desde su línea artística diseñaran un artefacto pedagógico que conectara a las personas con la verdad. Johan y Lizeth, hicieron parte de este proceso creativo y nos contaron cuál fue su idea y cómo la desarrolaron.

“Nos convocaron a 15 artistas (…) para generar acciones que involucren a quién reciba el botiquín en toda Colombia, entonces cuando hablo de acciones, me refiero  no solo a generar un texto sino que ese texto pueda involucrar a quien lo lee y pueda generar otros vínculos y que estos vínculos que genera puedan florecer y  puedan multiplicarse por toda Colombia, en un ánimo de aceptar la verdad, de verse al espejo y de poder reproducir esta verdad desde al arte, jugando, leyendo, divirtiéndose, compartiendo en familia o con los compañeros del colegio”, explicó Johan Velandia. 

La propuesta de Johan para el Botiquín para sanar fue la de realizar una serie de cartas ilustradas que contiene un cuento que se puede organizar en distinto orden, el cual incluye lenguaje de señas. Este cuento está basado en la historia de una niña en Buenaventura. 

Por su parte, Lizeth Gómez  escribió  ‘Ábrele la Puerta a la Verdad’

“En el Pacifico colombiano es sencillo tener la puerta abierta, en el Caribe es sencillo tener la puerta abierta  y en zona rural en general donde los climas son cálidos, es muy sencillo tener la puerta abierta; y por eso sabemos qué le pasa a un vecino, qué le pasa a otro vecino y sabemos a quién tenemos alrededor (…) Abrirle la puerta a la verdad era un especie de cita,  un momento simbólico, en el cual todos íbamos abrir la puerta para asumir la verdad”, contó la promotora de lectora Lizeth Gómez. 

Por otro lado, Johan Velandia habló sobre su trabajo con la Comisión de la verdad y el legado que le dejó. 

“El legado que me deja la Comisión es ponerme en los zapatos de otra persona, de quien sea, de cualquier partido político, de cualquier movimiento (…) entender la verdad del otro y que la mía no es la única ni la que vale la pena ni la que es, sino que somos una suma de muchas verdad y eso es regalo precioso, entender que en este país podemos creer y que este país lo podemos armar desde lo que cada uno hace”, dijo el dramaturgo y actor Johan Velandia. 

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Los artistas no solo crean entretenimiento, memoria, diversidad, tradición o un legado, son los encargados de crear ese puente entre la realidad de una sociedad y las emociones. De crear espacios críticos y reflexivos. 

Recomendado cultural de Catalina Ceballos 

Del 24 al 27 de junio, a solo dos horas de Bogotá, en Anapoima, en su parque principal, se hará el I Festival Ríos de Música, un festival de nuevos sonidos y fusiones. Allí se reunirán los Rolling Ruanas, Radio Caliente, el Quinteto Leopoldo Federico y la orquesta Filarmónica de Música Colombiana que es parte de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y el dueto de los Hermanos Santoyo, la Banda Sinfónica de Anapoima y la Escuela de Cuerdas Pulsadas.

Te invitamos a ver el programa completo en el siguiente enlace:

 

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