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En Colombia hay al menos 50.000 bares y más de 44.000 restaurantes legales que emplean a unas 850.000 personas que hoy están a la deriva por la COVID-19, pues el país está en cuarentena desde el pasado 25 de marzo y los ingresos por domicilios, en la mayoría de casos, no se acercan ni a la mitad de las ventas habituales.

"Habrá una 'quebrazón' masiva de bares y serán muy pocos lo que sobrevivan pues las condiciones para los arrendatarios de los locales están significativamente en su contra", dice Douglas Becerra, administrador de un bar, y quien no puede ocultar su preocupación por el hecho de que su sector parece que será de los últimos en reabrir.

La escena de calles vacías y bares cerrados se repite en varios lugares del país como el centro histórico de Cartagena de Indias, el Parque Lleras de Medellín y la Zona T de Bogotá, donde normalmente hay miles de personas buscando una buena fiesta o un lugar para comer.

Según un estudio del Observatorio Económico de la Asociación de Bares de Colombia (Asobares) divulgado el mes pasado, el 23,2 % de los empresarios del sector "han pensado ya devolver sus locales y el 55,9 % aguantan un mes más si no se define el tema de arriendos por parte del Gobierno".

"El 80,5 % de los inquilinos no han podido llegar a acuerdos con los propietarios de los locales. Llamamos la atención en este caso, solo la solidaridad nos sacará juntos de esta crisis", apunta Asobares.

Hay decenas de bares y restaurantes, la mayoría de ellos en locales arrendados que hoy siguen pagando, como pueden, pese a qcue tienen pocos o nulos ingresos.

Con información de: EFE 

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