Capital

La carrera séptima, la Torre Colpatria, la Plaza de Bolívar, incluso el Palacio de Nariño hacen parte de las postales bogotanas que rondan la mente de muchos en Colombia, pero estas imágenes representan un mínimo 24 % del área de Bogotá. En total, el área verde de la capital la componen 122.000 hectáreas, es decir, el 76% restante.

No solamente la Bogotá rural es más grande que la urbana, sino que también reúne ecosistemas protegidos, comunidades indígenas y productores agrícolas de todas las escalas. El campo capitalino se puede dividir de la siguiente manera de acuerdo con información de la Secretaría de Ambiente: 50% es vegetación de páramo, pastos en el 11% y bosques alto andinos en el 4,5%. En total, el 96% de las áreas protegidas están en la Bogotá rural y 63% del espacio total cuenta con algún tipo de protección.

Cinco localidades de Bogotá cuentan con un componente rural, que a su vez permite que se desarrollen proyectos agrícolas en estos espacios:

El campesino es más que un productor 

A pesar de que en Bogotá se tengan cifras alrededor de las familias que viven de la tierra,  a nivel nacional el panorama es distante; los campesinos se han reducido a su actividad productiva y no se cuenta como una identidad con necesidades y particularidades culturales en censos y encuestas. Así lo explica Ana Jimena Bautista, coordinadora de la línea de Tierras y Campesinado en Dejusticia:

"Se necesitaba hacer un concepto sobre el sujeto campesino que pudiera facilitar la caracterización y esa discusión fue clave porque el resultado fue que el campesino no podía ser reducido a su actividad productiva, esa es solo una dimensión del sujeto campesino pero no es la única. De hecho ese concepto tiene otras tres grandes dimensiones:  cultural, política y organizativa, y territorial- ambiental".

Por primera vez, este 2020, en la historia republicana del país se tendrán datos sobre las otras dimensiones del sujeto campesino gracias a la inclusión de preguntas dirigidas a esta población en la Encuesta de Cultura Política, un triunfo obtenido por organizaciones campesinas de todo el país a través de la tutela que solicitaba incluir en censos y encuestas preguntas para visibilizar a esta población, por lo que se espera que cada vez más, se reconozcan las dimensiones del campesinado y se hagan visibles sus problemas para formular políticas públicas que respondan a dichas necesidad.

Lo rural: más que una despensa para Bogotá 

Foto: Comisión de la Verdad.

Si el campesino es más que el trabajo de cosechar y criar ganado, la tierra rural es más que cultivos. En proporción, el área rural usada para actividades agrícolas es poca comparada con los ecosistemas que contribuyen a la salud y vida en Bogotá. Entre las áreas protegidas de la capital que ayudan a regular el clima, la calidad del aire y los ciclos del agua se encuentran: los corredores ecológicos que rondan el distrito capital, la franja de adecuación de los cerros orientales, la Reserva Forestal Protectora y Productora Cuenca del Río Bogotá y  la Reserva Thomas Van Der Hammen.

"No podemos olvidar que no solamente el área rural es nuestra despensa o nuestra área verde, es una zona dónde viven miles de bogotanos y bogotanas que tienen diferencias y diversidades culturales que tenemos que aprender a reconocer"; Carolina Urrutia, Secretaria de Ambiente.

Esto no significa que se pueda hablar de estas área sin tener en cuenta a las familias y productores que se desarrollan en la Bogotá rural, sino por el contrario,  la necesidad de establecer formas de comunicación que convierta a los campesinos, campesinas y otros habitantes del área verde en actores activos en la conservación y protección de estos ecosistemas. Desde el Distrito, como se ha concebido en el Plan del Desarrollo, esta es una prioridad para hablar de proteger las zonas de interés ambiental:

"La administración de la alcaldesa Claudia López se propone desde su Plan de Desarrollo trabajar con los habitantes y las habitantes de nuestra ruralidad para lograr que esos territorios sean tan productivos como incluyentes, sostenibles y resilientes. Ya hemos avanzado en el pasado con acciones enmarcadas en la política pública distrital de ruralidad, particularmente en reconversión de sistemas productivos y avanzando en el ordenamiento ambiental de las fincas junto con sus propietarios para que sean ellos también desde su cultura los que definan cómo usar el territorio", explica Carolina Urrutia, secretaria de Ambiente.

Uno de los principales problemas que está estrategia de cooperación con las comunidades rurales ayudaría a mitigar es el impacto negativo de los procesos de urbanización y la ampliación de la frontera agrícola, dos de los factores que más presionan la ruralidad, incluida la tala y quema de bosque nativo para ganadería o agro.

Por: Laurasofía Polanco Hincapié 

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