La muralla natural de los cerros orientales se formó hace aproximadamente 50 millones de años, la cual se extiende desde Torca, en el norte, hasta el Boquerón de Chipaque, en el sur.

Desde sus inicios, estas montañas fueron ocupadas por los muiscas, quienes durante la colonia  fueron  esclavizados en la construcción de los caminos que sobre los cerros conectaban a la capital del nuevo Reino de Granada.

En el Siglo XX,  los caminos hasta los cerros empezaron a dar paso a la urbanización de la capital de Colombia más allá de su casco histórico.

"Después del Bogotazo se tomó la decisión por cuenta de la Administración Distrital de comenzar a repoblar con especies vegetales los cerros orientales y se comenzó una siembra masiva que se hizo en su oportunidad con dos especies introducidas con el pino patula y con el eucalipto”, agregó Néstor Guillermo Franco, director de la CAR.

Dicha siembra consolidó el verde que tienen hoy los cerros orientales, que incluye zona de reserva en las localidades de Usaquén, Chapinero, Santa Fe, San Cristóbal y Usme.

“Es un gran cordón montañoso que está haciendo la circunvalar por toda la capital. De esas zonas, las visitables son las más emblemáticas, Bogotá tiene el parque Entre Nubes que hace parte de nuestro sistema de paramos, precisamente en la localidad de Usme y Ciudad Bolívar, está también el punto históricamente más emblemático y que identifica la ciudad en todas las postales que es el cerro de Monserrate", aseguró Franco.

En la actualidad en la delimitada zona de adecuación de los cerros residen cerca de  92 mil personas, una buena parte de ellos mantienen prácticas agrícolas.

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