colegio en el sector del bronx
Fotos de: Alcaldía de Bogtá
Microtráfico, atracos, olores pestilentes mezclados con el humo de los estupefacientes que consumían a diario un centenar de habitantes de calle fue el panorama que tenían que soportar diariamente en los alrededores del colegio Agustín Nieto Caballero, que se ubica en la carrera 19, entre las calles 11 y 12, al costado suroccidental de la emblemática Plaza España en el centro histórico de Bogotá.                                                                                                                                                                                                      Y es que la institución educativa, de 43 años, estaba a tres cuadras del Bronx, y tan solo una pared separaba a Cinco Huecos del patio de descanso de los alumnos, por lo que la comunidad educativa debía convivir con el consumo de psicoactivos y la presencia constante de adictos sin hogar, incluso en la entrada del mismo colegio que estas personas prácticamente tenían de baño.

“Tocaba que lavaran siempre la puerta y tocaba pedirles a los habitantes de la calle que se fueran de ahí porque no se podía ingresar. Es que no era uno ni dos, eran 15 o 20, que no permitían el acceso, ni de los directivos, ni de los profesores ni de los estudiantes y los atracos eran constantes. Pero hoy es un entorno totalmente diferente”, contó Jairo Orlando Rodríguez Ravelo, el rector del Agustín Nieto.

Los problemas de inseguridad afectaban especialmente a los estudiantes. “Hace unos cuatro años, uno llegaba con miedo de que lo robaran. Y en la Plaza España, donde queda el césped, se hacía un grupo muy grande de habitantes de calle; a uno le daba cosa ir allá y que ellos reaccionaran mal por recoger un balón que llegara a donde ellos se acostaban”, contó un estudiante que está por concluir su bachillerato en ese colegio.

La situación en aquella época había llegado al punto de que les pasaban los estupefacientes a través de las paredes del plantel a los estudiantes que eran permeados por las mafias del expendio contiguo, por lo que el Distrito tenía que intervenir.

El primer cambio se dio con la decisión del Alcalde Enrique Peñalosa de acabar con el Bronx a través de una intervención humanitaria que se llevó a cabo el 28 de mayo de 2016, y que permitió desmantelar por completo ese centro del crimen, donde muchos menores de edad eran inducidos al consumo de estupefacientes en fiestas clandestinas que se hacían en ese lugar.

Posteriormente, el 22 de junio de ese mismo año, se desmantelaron las ollas que había en el barrio San Bernardo, y la de Cinco Huecos, con la que se desalojó a los habitantes de calle que permanecían contiguos al colegio.

A partir de esas intervenciones el colegio Agustín Nieto fue de las primeras instituciones educativas de Bogotá en la que se implementó el programa de Entornos Escolares Seguros con el que la comunidad educativa cuenta con el acompañamiento de Gestores de Convivencia de la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia, junto con la Policía y funcionarios de las Secretarías de Educación, Integración Social, el Instituto para la Protección para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron); y de la Personería.

Así, tras años de solicitudes, la comunidad por fin pudo recibir la atención en seguridad que tanto requerían para el ingreso y salida de los alumnos en cada jornada escolar. “Existen todavía problemas, porque en tres años no se soluciona una problemática de 15 años, pero el esfuerzo de la administración y de las diferentes entidades que nos acompañan ha sido muy positivo. Es otro entorno, hay más tranquilidad, más seguridad y más acceso para los estudiantes”, agregó el rector.

Los padres de los estudiantes también se sienten más tranquilos. “Me parece un trabajo muy bueno porque ya no tenemos esa preocupación de que los niños entren y vean a los habitantes de calle consumiendo drogas”, señaló Diana Puentes, quien tiene a dos hijos en la primaria del Agustín Nieto.

Adicionalmente la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia llevó el programa Cuenta Hasta Diez, que ha permitido que los estudiantes en riesgo de deserción no abandonen sus estudios y puedan manejar mejor sus emociones. “Con Cuenta Hasta Diez aprendí a ser más tolerante, a comprender más a las personas, a respetar y ser respetado”, afirmó uno de los estudiantes beneficiados.

Con el cambio del entorno, y con los programas de la Secretaría de Seguridad, los alumnos ahora pueden disfrutar de espacios como La Plaza España, a donde ahora van dos veces por semana a tomar sus clases de Educación Física. “Los estudiantes han cambiado, asisten más a clase, tienen una mejor actitud y hay menos deserción porque hay más seguridad en Los Mártires. Nos ha favorecido bastante el acompañamiento de estos profesionales en el colegio, lo que ha permitido también que mejoremos en los resultados de las Pruebas Saber y Prueba 11”, concluyó el rector.

Nota tomada de la página de la Alcaldía de Bogotá y publicada por José David Rodríguez. 

 

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