Un estudio del instituto de bioética de la Universidad Javeriana analizó la situación del alquiler de vientres en el país. Los hallazgos evidencian que Colombia es un lugar atractivo para el turismo reproductivo debido a los bajos precios y al no estar reglamentado.
Según el estudio ‘La gestación por sustitución, una reflexión desde la bioética’, la mayoría de mujeres que acceden y toman la decisión de alquilar su vientre está en condición de pobreza y marginalidad. Ellas encuentran en esta práctica la oportunidad de resolver su situación económica.
Los altos índices de infertilidad que hay a nivel mundial impulsan a que esta práctica se realice con mayor frecuencia. A diferencia de otros países, en Colombia esta actividad que, según expertos, mercantiliza el cuerpo de la mujer, no se encuentra reglamentada.
Este proceso exige, a quienes deciden tenerlo en cuenta, ciertos requisitos.
Colombia es un lugar atractivo para el turismo reproductivo debido a los bajos precios. En el país, una madre gestante puede recibir mínimo entre 30 a 40 millones de pesos como pago, mientras que en estados unidos los procesos pueden costar 45.000 dólares, es decir, un poco más de 165 millones de pesos.
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A múltiples riesgos tanto físicos como mentales están sometidas estas madres gestoras por sustitución. Por esta razón, el estudio recomienda que la ley regule este procedimiento; que haya vigilancia y control a las clínicas de fertilidad, al igual que a las mujeres que alquilan su vientre para cuidar su integridad.
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