Comerciantes y residentes del Chorro de Quevedo están preocupados por las aglomeraciones y consumo de sustancias alucinógenas en este espacio. Estuvimos con ellos, escuchando sus denuncias.
Con la reactivación económica, el comercio formal del centro de Bogotá abrió sus puertas, por su parte los artesanos y cuenteros del Chorro de Quevedo volvieron a sus oficios en el espacio público, pero según cuentan los comerciantes son más de 200 personas que se aglomeran al mismo tiempo y no existe control de seguridad.
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"El consumo de algunas sustancias es permanente en áreas comunes donde no podemos ejercer ningún control. Hay que entender que nos estamos reactivando, vamos más de un año cerrado y tenemos que tomar una decisión", señaló Fernando Bastidas, comerciante del sector.
Los comerciantes afirman que ellos responden por lo que pase en sus negocios, pero no pueden responsabilizarse de lo que ocurre en el exterior de sus locales y les preocupa que sus clientes estén siendo víctimas de hurto y sufran la incomodidad con la venta de sustancias psicoactivas en el entorno.
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Aunque el comandante de Policía de la localidad tiene conocimiento de la situación, los comerciantes esperan una acción contundente. La Policía asegura que hace rondas en el sitio para dispersar a las personas que usan indebidamente el espacio público en el Chorro de Quevedo.
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