Al ritmo del Joe Arroyo, la sonora Carrusal, Richie Ray y Bobbie Cruz, las nadadoras Mónica Arango y Estefanía Álvarez van por su meta más importante: un cupo a sus segundos Juegos Olímpicos.

“La pandemia hizo que tuviéramos esos meses de más para hacer cambios, para arriesgarnos y llegar a dar sorpresas en el preolímpico. Yo creo que por eso también tomamos esta decisión de cambiar la rutina, para motivarnos”, dijo Estefanía Álvarez.

Luego de la rutina de Mapalé en Río 2016 que fue un éxito y causó sensación, ahora aplicarán lo mismo que hace cuatro años: aprender a perfeccionar la técnica de la salsa.

“Por el momento estamos, como decimos, como los bebés, aprendiendo a gatear para luego levantarnos y ya salir corriendo. Estas dos chicas están en clases de baile, tenemos una profesora que les está enseñando a bailar”, sostuvo su entrenadora Paula García.

Ellas le apuestan al sabor y al reconocimiento de un ritmo con el que sin duda quieren llamar la atención en el mundo de la natación artística.

“Den por hecho que nosotras vamos a dar el alma, no sólo en la competencia, sino en todos estos meses que se requieren de preparación para que Colombia suene en alto y que podamos contagiar al público y a todos los jueces con nuestros ritmos colombianos”, indicó Álvarez.

Mientras llega la hora de volver al agua, los entrenamientos en casa siguen siendo exigentes y muy físicos.

Arango y Álvarez , junto con su entrenadora Paula García, esperan viajar el próximo mes a territorio estadounidense para iniciar la preparación en forma para el preolímpico que será en marzo de 2021.

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