Foto: Abdel Ra'ouf Daoud - Agencia Anadolu

Este 14 de mayo se inaugurará la sede de Estados Unidos en Israel en el marco de la conmemoración del aniversario 70 del nacimiento de Israel y de la Nakba, o “desastre”, como lo mencionan los palestinos, que recuerda la expulsión de más de 700.000 de ellos de sus hogares.

La Casa Blanca confirmó que Donald Trump no atendería la ceremonia de apertura, pero entre los enviados a Jerusalén estarán su hija, Ivanka Trump y su esposo, Jared Kushner, el embajador David Friedman y el enviado especial para las negociaciones de paz, Jason Greenblatt.

"Hemos comenzado a buscar un sitio para nuestra Embajada permanente en Israel, cuya planificación y construcción será una tarea a más largo plazo", añade el comunicado.

El portavoz del ministerio de Exteriores israelí confirmó que Paraguay abrirá su embajada en Jerusalén a finales de mayo, cuando su presidente, Horacio Cartes, visite la ciudad.

En marzo, el presidente guatemalteco, Jimmy Morales, también había confirmado que trasladaría su embajada el día 16 de mayo, dos días después de la inauguración de la de Estados Unidos.

Honduras está pendiente de que decida su parlamento, que resolverá en los próximos días ratificar una moción sobre la embajada de su país.

La decisión del presidente estadounidense Donald Trump ha hecho temblar la ciudad santa y ha puesto en entredicho la viabilidad de un verdadero proceso de reconciliación entre Israel y Palestina.

"En la práctica, no hace mucho esta decisión", asegura Salim Tamari, investigador del Instituto Palestina y Profesor de Sociología en la Universidad de Berzeit (Cisjordania), porque la comunidad internacional continuará operando en Tel Aviv y no en Jerusalén, explica.

Sin embargo, "hace que una negociación en torno a Jerusalén sea muy complicada porque da la sensación de que no está resuelta, pero, ¿para qué negociar algo que ya ha sido resuelto?", se pregunta el investigador.

Tamari se refiere a la resolución 181 (III) del 29 de noviembre de 1947 que la Asamblea General de la ONU dictó sobre la ciudad de Jerusalén, por la que "debería establecerse como un corpus separatum bajo un régimen internacional especial" y "administrada por las Naciones Unidas".

En 1995, el Congreso estadounidense adoptó la Ley de la Embajada de Jerusalén, que insta al gobierno federal a reubicar la Embajada en Jerusalén y reconocer que esa ciudad es la capital de Israel.

Esta ley contiene una clausula que congela su aplicación, en virtud de los intereses de seguridad nacional de EEUU. El 6 de diciembre de 2017, Trump acabó con más de 20 años de congelación de la aplicación del acuerdo y levantó las protestas en los territorios palestinos.

Como respuesta, el 21 de diciembre de 2017, la Asamblea General de la ONU se reunió y votó en contra de ese reconocimiento, con 128 países a favor de proclamar "nula" la declaración de EEUU, 9 países en contra y 35 abstenciones.

El rabino Yechiel Eckstein, fundador y presidente de Fellowship Internacional de Cristianos y Judíos, con sede en Jerusalén, considera "escandalosa" esta última votación de la ONU porque "niega conexiones atemporales judías a Jerusalén" e "ignora el Muro de las Lamentaciones", lugar de culto para los judíos, y "la Ciudad de David en la Ciudad Vieja, que fue la sede del Rey David 2.500 años antes de que Mahoma incluso llegara", afirma.

Para él, las "resoluciones contra Israel solo alimentan el creciente antisemitismo en todo el mundo y alientan el terrorismo radical islámico".

"Proteger la Ciudad Santa"

El Consejo de Seguridad de la ONU adoptó varias resoluciones con el objetivo de "proteger la Ciudad Santa" tras la guerra árabe israelí de 1948, todas ellas reconocían el carácter "único" de Jerusalén e insistían en "la necesidad de protección y preservación de la dimensión espiritual y religiosa única de los Santos Lugares de la ciudad", según estipula la Resolución 476, adoptada el 30 de junio de 1980.

Tras la ocupación de 1967, varios países decidieron cerrar sus delegaciones en Jerusalén, las últimas salieron en 1980, tras la aprobación en la Knesset (Parlamento israelí) de una enmienda de la Ley Fundamental de Jerusalén (1950) que identificó a Jerusalén como la capital "completa y unida" de Israel.

Para Salim Tamari, el paso unilateral que ha dado Estados Unidos "daña el proceso de negociación sobre el futuro de Jerusalén y cualquier posibilidad de dividir la ciudad entre dos estados o tenerla como una capital conjunta para Palestina e Israel".

Los palestinos consideran Jerusalén Este, ocupada por Israel en 1967 y anexionada en 1980, la capital de un futuro Estado palestino, mientras que Israel declara que Jerusalén es su capital "completa y unida".

Sobre el terreno, añade que "incrementará la tensión porque hará sentir a los palestinos que (Israel) es un estado que no está interesado en un proceso de reconciliación o de coexistencia, sino que refuerza la identidad judía de sus ciudadanos judíos".

Otros analistas insisten en que no hay otro país capaz de llevar a cabo unas negociaciones que anime a ambas partes a sentarse en el misma mesa, como Efraim Inbar, profesor emérito de Estudios Políticos en la Universidad Bar-Ilan, Israel, y antiguo director fundador del Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos (BESA).

"No importa si los palestinos juegan ahora enfadados, el rol de Estados Unidos es indispensable", sentencia. "(Los palestinos) tienen que despertar y abordar la realidad. América está aquí y son fuertes. ¿Quién va a presionar a Israel para hacer concesiones si no es Estados Unidos?", afirma.

Desde aquel 6 de diciembre, las protestas inundaron las calles de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este hasta cruzar las fronteras y llegar a Turquía, Jordania, Líbano y otros países de la región.

Maher Salah, cabeza de Hamás en la Diáspora, aseguró un día después del anuncio de Trump que la decisión "tendrá severas repercusiones en Palestina, el mundo árabe e Islámico", y dos días después, Hamás llamó a continuar con "la Intifada" y a sumarse a las protestas en los declarados "días de la ira", los viernes de rezo musulmán, que hasta hoy continúan.

Las señalizaciones del sector donde quedará la Embajada estadounidense están ya escritas en hebreo, árabe e inglés. Colocadas en las calles que dirigen a la edificación desde el pasado lunes 7 de mayo.

El alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, lo anunció así en las redes sociales: "¡Esto no es un sueño, es realidad! Esta mañana, estoy orgulloso y emocionado por instalar la primera señal hacia la embajada de EEUU, que abrirá la próxima semana en Jerusalén".

El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, dijo durante su última visita a Israel que, "con el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel y el lugar de descanso de su Gobierno, estamos reconociendo la realidad".

Saeb Erekat, secretario general del Comité Ejecutivo de la OLP, aseguró que "la administración de Trump está violando sus obligaciones bajo la ley internacional, incluida la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU 478, y los propios compromisos de los Estados Unidos hacia el proceso de paz".

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