José Antonio Fernández es un escritor empírico que se dedica a lavar carros en el municipio de Madrid (Cundinamarca) para ganarse la vida y en sus ratos libres se consagra a su gran pasión: escribir.
Este escritor acérrimo, como se cataloga él, lleva escribiendo 32 años, tiempo en el que ha logrado redactar varios libros que aún no ha publicado.
“Tengo 15 libros, ninguna ha sido publicado. Han estado en concursos, pero desafortunadamente no han pasado”, confesó el madrileño.
José Antonio cultivó su amor hacia la lectura gracias a su abuela, quien desde los seis años le leía cuentos. Desde ese momento, escribir y leer se convertieron en su ‘antídoto’ contra el dolor.
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“Los libros han sido mi refugio para muchas adversidades y pérdidas que he tenido”, dijo José Fernández con un brillo en sus ojos.
Fernández descubrió que le gustaba escribir gracias a una persona a la que quería decirle algo, pero no sabía cómo.
“Yo temblaba mucho, sentía mucho miedo, me daba mucha pena, escribir fue la única forma que encontré para decirle lo que sentía”, acotó Fernández.
Pero este madrileño no solo ha tenido que enfrentarse a la prosa de César Vallejo ni al realismo mágico de Gabriel García Márquez, también ha tenido que lidiar con las críticas de algunas personas.
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“Yo desempeño un trabajo que la gente, no voy a decir que toda, lo ve mal. Me preguntan que si soy una persona que leo, supuestamente intelectual, por qué hago este trabajo”, comentó el escrito.
“A mí me duele reconocer que esos estereotipos que me señalan, me arrinconan y me marginan me afectan. A esas personas que piensan así quiero decirles que no soy intelectual, soy un simple lector, amo los libros, pero eso no me hace intelectual. No lo quiero ser ni lo voy a ser”, concluyó Fernández.
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