En buses y camiones se adelantó en Santa Lucía, Antioquia, el traslado de integrantes de las Farc a la zona veredal.

Recientemente, por una carta que se filtró en la prensa, se conoció que Jean Arnault, jefe de la misión de la ONU en Colombia, habría propuesto que se ampliara el plazo para la entrega de armas.

Hasta ahora, y según lo pactado en los Acuerdos de La Habana, las Farc deberían entregar todo su arsenal seis meses después de entrar a las zonas veredales de normalización, es decir el 1 de junio de este año. No obstante, por posibles demoras en la adecuación de esos lugares, los plazos originales no podrían cumplirse.

“De acuerdo a nuestra información, el proceso de construcción de los campamentos, incluyendo los sitios monitoreados por la Misión donde estará gradualmente almacenado el armamento no estaría concluido antes de fines de marzo (…) ¿Estarían de acuerdo las partes con recalendarizar el inicio de la recepción escalonada por la misión del armamento hasta esa fecha?”, escribió Arnault, de acuerdo a El Tiempo “…¿las partes estarían dispuestas a considerar otras formas de entrega gradual?

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Hasta ahora no hay un comunicado oficial al respecto por parte del Gobierno, por lo que se espera que las fechas se cumplan tal cual estaban desde el principio.

“Las zonas veredales transitorias de normalización (ZVTN) y los puntos transitorios de normalización (PTN) en el punto 3 del Acuerdo Final fueron concebidos con dos objetivos: Facilitar la verificación y monitoreo del Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y la Dejación de Armas (CFHBD-DA); y Garantizar el inicio de la reincorporación política, social y económica de los miembros de las FARC”, explica Lorena Carillo Gonzáles en Razonpublica.com.

Sin embargo, una demora en las fechas, más allá de los propios efectos logísticos, significaría un golpe certero a la legitimidad que podría haber ganado el proceso hasta ahora, además de que sería un impulso importante para que quienes no apoyan el proceso, lo ataquen con más argumentos.

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Al respecto concluye la experta que “Los problemas de fondo de las zonas veredales no son los bailes, ni el que los “avivatos” quieran cobrarles arriendos caros a los enviados del gobierno. No. Las demoras en el alistamiento de las zonas son apenas un reflejo del centralismo de nuestras instituciones y de su incapacidad para ponerse en sintonía con las dinámicas territoriales, con el modo de vida rural e incluso con la geografía de Colombia (a no ser que sea sencillamente una muestra de falta de voluntad política para sacar adelante el proceso de paz).

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