Evo Morales denunció este lunes el asalto de su casa y la de su hermana, así como el incendio de las viviendas de otros dirigentes, y reiteró que el mundo está siendo testigo de un golpe de Estado en su contra.

“Los golpistas que asaltaron mi casa y la de mi hermana, incendiaron domicilios, amenazaron de muerte a ministros y sus hijos y vejaron a una alcaldesa, ahora mienten y tratan de culparnos del caos y la violencia que ellos han provocado. Bolivia y el mundo son testigos del golpe”, escribió en la red social Twitter.

Por otra parte, Morales expresó su gratitud con las personas que “se comunican con recomendaciones, sugerencias y expresiones de reconocimiento”, señalando que le dieron “aliento, fortaleza y energía”.

“Me emocionaron hasta hacerme llorar. Nunca me abandonaron; nunca los abandonaré”, añadió.

El líder indígena, a cargo de la presidencia de Bolivia desde 2006, dimitió el 10 de noviembre en medio de violentas protestas y tras petición expresa por parte de la Policía y las Fuerzas Armadas.

La renuncia se produjo poco después del anuncio de nuevas elecciones generales en el país, ya que auditores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) sugirieron repetir la última votación ante la imposibilidad de validar la victoria de Morales en la primera vuelta de los comicios del 20 de octubre.

Morales alegó la necesidad de poner fin a una campaña de secuestros, maltratos y persecuciones y denunció un “golpe cívico-político-policial” orquestado por el expresidente Carlos Mesa, su rival en las recientes elecciones presidenciales, y el líder cívico Luis Fernando Camacho.

La dimisión de Morales desató una situación de vacío de poder e inseguridad con acciones de vandalismo, saqueos, ataques a domicilios y cortes del agua potable en la noche del domingo.

Varias naciones, entre ellas Cuba, México y Venezuela, calificaron lo sucedido como un golpe de Estado.

Con información de Kien y Ke

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