A diario, en Bogotá, se realizan cera de 2.057.000 viajes motorizados, de los cuales el 69% son en vehículos de transporte público (buses, busetas, microbuses, TransMilenio y SITP), el 24% en carros particulares y el 7 % en buses privados, escolares y camiones.

El exceso de buses, de carros particulares, motos y vehículos de carga pesada son el dolor de cabeza que ha acompañado a todos los alcaldes de la ciudad en los últimos 20 años.

Por esta razón y con el ánimo de mejorar la movilidad en la ciudad, durante la alcaldía de Luis Eduardo Garzón se creó un plan maestro que contemplaba la creación de Sistema Integrado de Transporte Público. Años después, la alcaldía de Samuel Moreno estructuró la licitación para adjudicar la operación de las zonas del SITP a los privados.

“El SITP tenía unos grandes principios. El primero era eliminar la guerra del centavo. Basarse en TransMilenio, era el corazón del SITP; el segundo era que el usuario fuera el centro del servicio y que se le considerara la razón de ser. La relación entre transportadores y ciudad era difícil, pesaban más los transportadores”, dice Javier Hernández, miembro del equipo estructurador del SITP.

El proceso legal fue largo y por eso en EL 2012, bajo la alcaldía de Gustavo Petro, empezó la implementación del sistema, pero con muchos tropiezos. Hubo problemas de comunicación que a los usuarios les costó entender su funcionamiento, pero también inconvenientes de tipo financiero.

El precio del pasaje del SITP solo subió 5 % entre 2012 y 2015, por eso en desde 2016 la alcaldía de Peñalosa no tuvo más opción que subirlo para aliviar el déficit, que en 2015 fue de 880.000 millones de pesos. En el 2016, gracias al nuevo precio del pasaje, las pérdidas cayeron a 661.000 millones.

“Hubo decisiones que tienen altos impactos financieros. La decisión de Petro de no subir las tarifas, aunque tenía la competencia de hacerlo, generó un impacto financiero importante en finanzas públicas”, agregó Javier Hernández, miembro del equipo estructurador del SITP.

Al SITP hay que darle la oportunidad de implementarlo completo, antes de pensar en acabarlo, como piensa el alcalde Peñalosa la solución son más troncales.

“El sistema le ha servido a la gente, las personas ya han asimilado las rutas, ya se aglomeran en los paraderos, pero hace falta hacer una intervención para que sea sostenible en el tiempo en temas financieros, falta mejorar las frecuencias y falta hacer una intervención grande en percepción de seguridad”, añade José Stalin Rojas, director del observatorio de movilidad Universidad Nacional.

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