Foto: EFE

Los cementerios y funerarias fueron uno de los pocos sectores que no detuvieron sus operaciones en medio de la cuarentena por COVID-19, sin embargo, en el caso de La Unidad Especial de Servicios Públicos (UAESP), quien administra los cuatro cementerios del Distrito, tuvo que hacer frente al drama y dolor de los ciudadanos que tuvieron que despedir a sus seres queridos en la emergencia sanitaria a través de cremaciones, sin ni siquiera poder asistir a un funeral para poder despedirlos por el riesgo que implica tener contacto con alguien fallecido por coronavirus.

Un dolor que aún no se asimila

Ana María Sánchez nunca imaginó que la impredecible y letal enfermedad del COVID-19 tocaría las puertas de su hogar. Entre el 16 al 31 de agosto del 2020 se reportaron en Bogotá 70 fallecidos diarios en promedio, (según cifras de SaludData) en esas fechas una de sus tías ingresó a una UCI y días después falleció.

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El drama de ella y su familia no solo comenzó cuando no pudieron ver ni despedirse de su familiar como se hacía antes, sin una ceremonia o un cortejo fúnebre, sino que, además, la cremación se tardaría mucho más de lo normal y la entrega de las cenizas se hizo 20 días después. Cinco meses más tarde llegaría otra triste noticia, su tía y su primo tenían síntomas de COVID-19, la situación se complicó, fueron hospitalizados y madre e hijo fallecieron con pocas horas de diferencia.

“Una de las cosas más difíciles es que el dolor no se puede pasar en familia, no nos hemos podido reunir todos a pasar el duelo, son duelos que quedan ahí y todavía hay que pasarlos porque no ha habido momentos para abrazarnos, llorar, siempre aparece algún caso positivo y nos abstenemos de reunirnos, después de todo esto queda ese vacío y con esta enfermedad todo es muy rápido”

Como Ana María, cientos de ciudadanos han tenido que vivir y atravesar el duelo de manera distinta, en la Nueva Realidad las eucaristías se realizan virtualmente y las visitas en los cementerios distritales y privados se permiten con medidas restrictivas, con el fin de evitar aglomeraciones y generar un nuevo pico de contagios.

La crisis de los floristas y marmoleros

Aunque los cementerios nunca cerraron sus puertas, quienes viven de los servicios que se ofrecen a los alrededores de ellos como floristerías y marmolerías sí tuvieron que hacerlo frente a las medidas tomadas por el Distrito y el Gobierno Nacional, además de la poca y casi nula afluencia de visitantes y compradores que iban a visitar a sus familiares y seres queridos.

Bogotá nunca había vivido en su historia una pandemia y una crisis económica como la que se está viviendo. Marta Cortés, quien trabaja en el negocio familiar desde hace 30 años en la marmolería arte y diseño Miguel Ángel en el icónico Cementerio Central, relata que el año 2020 fue muy difícil, aunque ellos también hacen cocinas y baños no podían trabajar libremente y por la cuarentena muy pocos podían salir.

“La crisis económica se disparó por todo lado, la gente no podía venir porque estaba cerrado, tampoco veníamos por el temor al principio con respecto a la enfermedad, todos teníamos mucha zozobra con todo esto”

Lee también: ¿Cómo acceder a los auxilios funerarios dirigidos a familias vulnerables en Bogotá?  Los negocios de las marmolerías aledaños al Cementerio Central, redujeron sus ventas durante la cuarentena. Foto: La situación fue mucho más compleja para Sonia Osorio, florista en el centro de Bogotá, quien tuvo que cerrar temporalmente su negocio junto a su madre, quienes trabajan allí desde hace 50 años y nunca habían vivido algo así, relata que sobrevivió con los ahorros que tenía.

“Nosotros solo vendemos flores para el cementerio, escasamente un arreglo para un cumpleaños, en marzo del año pasado surtimos y perdimos muchas flores, porque nos dijeron que debíamos estar en cuarentena, durante ese tiempo en verdad no sé cómo pudimos vivir, hasta ahora es que no estamos empezando a recuperar”

Los negocios más afectados durante la cuarentena en los cementerios fueron los las floristerías, debido a las restricciones los ciudadanos no podían acudir a los cementerios.

Desde inicios de octubre del 2020, La UAESP habilitó el acceso progresivo y controlado en los cuatro cementerios distritales (Sur, Norte, Parque Serafín y Central), así como se les autorizó a los parques cementerios privados. Esta apertura permitió la reactivación económica progresiva de este golpeado sector, marmoleros y floristas esperan que los visitantes puedan retornar de forma normal muy pronto.

En Bogotá nunca colapsaron los cementerios

La Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos desde el inicio de la cuarentena estuvo preparada para la contingencia, por esto el Distrito acondicionó tres contenedores con sistema de refrigeración, garantizando las condiciones sanitarias y la conservación de los cuerpos, para su posterior cremación, estos estuvieron dispuestos en los cementerios Serafín, Sur y Norte.

Durante los picos más altos de contagios por COVID-19 los cementerios tuvieron que encender los seis hornos crematorios que se distribuyen así: Serafín: 1, Sur: 2 y Norte: 3. Cabe destacar que gracias a las medidas tomadas a tiempo en Bogotá nunca colapsaron los cementerios, por esto con el fin de prevenir y estar preparados antes nuevas olas de contagios el Distrito adquirió a mediados del 2020 tres contenedores más de refrigeración, para un total de seis contenedores, actualmente se encuentran a disposición en los cementerios distritales de la ciudad.

Con información de Alcaldía de Bogotá

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