Los graffitis que inundan las calles bogotanas siguen representando un problema para propietarios de casas y comerciantes, que ven cómo sus fachadas son pintadas.

En la calle 80, desde los Héroes hacia el occidente, en particular, los ciudadanos viven un verdadero calvario: "uno pinta y al otro día ya está otra vez lleno de graffitis, lleno de colores, de cosas que se ve todo tan horrible”, dijo Celia Avendaño, ciudadana.

Para los comerciantes, esto les representa un gasto extra: “por lo menos dos salarios mínimos para pagarle a un trabajador que venga y limpie y pinte”, afirmó Celia.

El Decreto 75 del 22 de febrero de 2013 establece que no se puede realizar la práctica del graffiti en superficies naturales o construcciones del espacio público de la ciudad.

Personas que hacen graffitis en lugares públicos no autorizados podrían tener sanciones pedagógicas o multas de hasta medio salario mínimo.

"Trabajamos con toda la comunidad generando conciencia, pintando y reconfigurando fachadas, postes, mobiliario urbano, limpiando y arreglando estos espacios para el disfrute de todos", aseguró Iván Casas, secretario de Gobierno.

En la ciudad se adelantan campañas para que los artistas usen los lugares autorizados.

Por: Juan Sebastían Sandoval

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