En el 2020 un huevo costaba $350, hoy está entre los $750 y $900. Asimismo subió de precio el arroz, la leche y el pan. La carestía golpeó la canasta familiar en 2022.

Según el Banco Mundial, en 2020, 2,8 millones de personas en Colombia no pudieron satisfacer sus necesidades alimenticias.

Por su parte, el DANE ratificó que los hogares que consumían tres comidas al día pasaron del 90% al 70% y la OCDE confirmó que los precios en la comida subieron 26%, mientras que el salario mínimo ascendió el 10%.

Sin embargo, de acuerdo con la red de los Bancos de Alimentos, en Colombia se bota la tercera parte de los alimentos que se producen en el país.

“Si se desperdicia comida es porque hay comida disponible, hay producción e importación, pero también se bota. Lo que pasa es que hay unas estructuras económicas donde predomina más el dinero que el derecho de la alimentación, domina el espíritu del negocio y si resulta mejor botarla, pues se hace”, indicó Hernán Darío Correa, sociólogo, investigador y escritor.

Las plazas de mercado son el puente entre el mercado campesino y las tiendas de barrio, que es donde más se han encarecido los alimentos.

“Uno de los problemas alimentarios es que se quiere poner a las zonas rurales en función de los grandes conglomerados, por eso se incrementa el precio y la pérdida de los alimentos”, dijo Juan Carlos Morales González, director ejecutivo de FIAN Colombia.

Bogotá tiene alrededor de 300 municipios donde hay producción alimentaria y se recibe comida a diario; ante esto, el sociólogo Hernán Correa mencionó que la economía empresarial rechaza dichas dinámicas.

“Creemos que el desarrollo es abandonar esas dietas criollas y pasarnos a las dietas corporativas: la comida chatarra o importada”, planteó Hernán Darío Correa.

El director ejecutivo de FIAN Colombia contó que hay dos tipos de alimentos: energéticos y evolutivos y comentó que algunos países tienen los tubérculos como asuntos de seguridad nacional, no exportan grandes cantidades, para no perjudicar su seguridad alimentaria.

“El elemento que más se comercializa en el mundo son los alimentos, pero en términos económicos estamos sometidos a una dependencia alimentaria”, acuñó Juan Carlos Morales González.

Según los expertos, una de las apuestas para solucionar la crisis alimentaria que se aproxima es una acción conjunta entre las autoridades comunitarias, gubernamentales y los productores para avanzar en la protección de los cultivos.

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