En este segundo capítulo de La Promesa Congelada, Santiago Rivas habló sobre las herramientas que sí funcionan hoy en día para hacer valer los derechos de los ciudadanos y que son el legado de la Constitución Política de 1991.

Una de estas herramientas, y para muchos la joya de la corona de la Constitución, es la tutela; una figura legal con la que cualquier ciudadano puede reclamar ante un juez sus derechos, sin la necesidad de un abogado o siquiera saber leer o escribir.

Esta figura fue la que defendió el caso de Sergio Urrego, un joven que se suicidó tras ser acosado y matoneado por su orientación sexual en el colegio donde estudiaba. Mediante la tutela, la ley ordenó revisar los manuales de convivencia de los colegios, darle el grado de bachiller póstumo a Sergio y poner una placa en el colegio en conmemoración a su lucha y para que casos como este no se repitan.

“Es una herramienta que tenemos los colombianos y que debemos conocer”, sostuvo la mamá de Sergio Urrego sobre la tutela.

Para Germán Gómez Pombo, periodista político de El Espectador, la tutela es tan buena que los gobiernos han intentado modificarla, alterarla e incluso eliminarla. “Es una herramienta sin duda útil y fundamental, prueba de ello es el intento de gobiernos de atacarla”, agregó.

Sin duda, según los testimonios de los perfiles entrevistados para este especial, la tutela ha permitido grandes avances para materializar los derechos de las personas y para acercarlas a sus derechos fundamentales, políticos y culturales; pues “todos los ciudadanos podemos ser abogados”.

La tutela es el músculo institucional más vigoroso en la defensa de la Constitución del 91 que tantos ataques ha tenido, que tantos proyectos de reforma han intentado y afortunadamente no lo han podido tocar, por el carácter además democratizador que tiene en materia de justicia”, comentó al respecto Fernando Carrillo, exprocurador y constituyente.

Creación de un Estado más garantista  

Para Rivas, otro de los grandes aciertos de la Asamblea Constituyente fue la construcción de una carta de derechos fundamentales mucho más amplia y garantista, además del nacimiento del Estado social de derecho.

Recordemos que la Constitución de Núñez de 1886 rezaba 37 derechos fundamentales, desde el 91 eso cambió y ahora la Constitución reza 87. Todo nacido del consenso.

“Si bien hoy en el Congreso podemos ver una diversidad de partidos muy grandes, es muy posible que no se vuelva a llegar a ese nivel de conceso para cambiar la Constitución del 91”, sostuvo Gómez.

Corte Constitucional

Otro de los grandes aciertos de la Constitución del 91 es la Corte Constitucional, el órgano judicial encargado del cumplimiento de los derechos constitucionales en todos sus sentidos, y que nació del proceso constituyente de 1991.

“Yo creo que, en materia de derechos de las nuevas ciudadanías, la Corte ha hecho un trabajo formidable en la protección de la mujer, de la diversidad sexual, del derecho a disponer de la vida cuando la vida deja de ser digna. La Corte en materia de derechos a la dignidad humana ha hecho unos avances formidables, pero también los ha hecho en otros temas, como por ejemplo incorporar todo el bloque de constitucionalidad que son los tratados de derechos humanos”, aseguró el constituyente Gustavo Zafra.

¿La Constitución se cumple?

Tras 30 años de la creación de la nueva constitución, hay sectores de la sociedad que creen que hay promesas que siguen congeladas.

“La pregunta que habría que hacerse es si hoy en día, gracias a la constitución del 91 y al bloque de constitucionalidad que consagra los derechos humanos, significa que somos un país más comprometido con el respeto de los derechos humanos y que se abstiene más de violar los derechos humanos. Mi respuesta sería no”, respondió Sandra Borda al respecto.

De este y otros temas se habló en este segundo capítulo de “La Constitución del 91, una promesa congelada”. Aquí podrás revivir el programa completo:

 

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