José Hernández Rodríguez todavía no sale del asombro, la tristeza y la rabia. Su hijo de 27 años, Cristian Camilo Hernández, era domiciliario: así se ganaba la vida para él y sus dos hijas de 2 y 7 años.

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José manifiesta que Cristian no hacía parte de las manifestaciones en Verbenal, en ese momento, se dedicaba a entregar un domicilio.

"Venía a traer el pedido aquí a una cuadra del CAI de Verbenal, cuando se le lanzaron dos policías, lo arrastraron y le pegaron un tiro de gracia en la cabeza... Sin estar haciendo nada", cuenta con la voz entrecortada.

El hombre relata que el joven había estado en Santa Fe, luego en Toberín y en la calle 183, trabajando. "Tengo testigos que lo comprueban", alega José.

"Me saludé con él tipo 8 y 15 de la noche, me dijo que el trabajo estaba flojo y en ese momento le llegó un pedido. Me dijo que ya venía y ya nos encontrábamos en la casa. No me demoré ni 15 minutos cuando pasó todo esto", narra.

José pide justicia para su hijo y para todas las personas que fueron víctimas en la noche de este miércoles tras las manifestaciones por el asesinato de Javier Ordóñez.

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