Rubiela Rodríguez, ha sido desplazada por la violencia y el cáncer tocó la puerta de su casa, sin embargo, en medio de la adversidad, nunca ha perdido la fe y su deseo de salir adelante es lo que la motiva a ser fuerte.
Ella es caficultura de pura cepa, a sus 47 años, con esa risa indestructible aprendió a leer y escribir, ya que su vida la vivió bajo la sombra de un padre que defendía el estudio solo para los hombres y esa situación se replicó con su exmarido, de quién se separó hace tres meses, pero las circunstancias la llevaron a ponerse a prueba bajo la guía del Instituto Nacional de Cancerología.
"Me daban las fórmulas, me decían los médicos, mamita es que usted no lee, le dije un día que yo no sé leer bien y el niño estuvo para morirse porque cuando llegó acá él me decía, mami ya déjame morir, porque él estaba muy enfermo", dijo Doña Rubiela.
Así es, el 18 de enero de 2020 la leucemia afectó la vida de este gemelo, uno de sus seis hijos, y aunque ella vive en Pitalito- Huila, un albergue aliado del INC en Bogotá, se convirtió en su hogar desde hace 11 meses, mientras su hijo se recupera, sin negar que extraña con el alma a los otros que también son el motor de su vida.
"Para mí eso es duro, no estar al pie de ellos porque es que yo nunca en la vida había dejado a mis hijos solos, yo soy una mamá muy protectora con ellos".
El pasado y el presente de Rubiela no han sido fáciles, en 2010 conoció la violencia cuando vivía en Valparaiso- Caquetá.
"Mi hermana se la llevó la guerrilla, se la llevó a los 14 años, entonces ya empezaron los paramilitares a darse cuenta y empezaron a enviarnos noticas de que si no salíamos nos mataban", recalcó Rubiela.
Pero la situación volvió a repetirse esta vez a donde llegaron desplazados, garzón huila.
"Dijeron que teníamos que salir en 24 horas, si no queríamos que nos mataran, ese fue el segundo desplazamiento con la guerrilla".
Ella dice que han sido situaciones de extrema fortaleza, de recuerdos y de angustia constante, pero entre estos libros tiene un amigo al que agradece porque la situación de violencia se superó, ahora su hijo se recupera rápidamente y podrán regresar a casa el 2 de enero de 2021, pero además, porque se le concedió un sueño: graduarse de bachillerato.
Aquí la historia completa:
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