Luego de haber llegado a estar en riesgo, los cuidados de los expertos en Chingaza han favorecido la vida y la conservación del oso andino, una de las especies que, según los expertos, aprovecha el excelente ambiente para sobrevivir.

Este animal es denominado el cuidador del agua ya que el hábitat en el que se mueve, es el sitio en donde se lleva a cabo la regulación de este líquido vital. Por donde transita esta especie hay vida.

Según Óscar Gabriel Raigoso, auxiliar de vida silvestre,  asegura que esta labor inicia con trabajo de campo para ver en dónde hay comedores, es decir, es cuestión de andar en los bosques buscando señales del oso.

“El oso es perezoso y para ahorrar energía busca pasar por las crestas de las montañas y cuando tiene que internarse en el bosque hace un sendero amplio, rompe árboles, los marca. Por eso y por las heces, uno sabe que es el individuo”, explica Raigoso.

Luego del trabajo de campo, se instalan cámaras con sensores de movimiento en los lugares donde se sospechan circulan estos animales, posteriormente, usan estas imágenes como base de los estudios de esta especie en Chingaza, los cuales se han desarrollado por al menos siete años.

Para Ángela Parra, bióloga, en 2010 tenían el dato de que al menos 79 por ciento del área occidental tenía oso. Un año después, encontraron incluso una hebra con cría y como el ciclo fértil de las hembras es de cuatro años siguieron atentos.

“Tuvimos 22 osos para 2014, dejamos más tiempo las cámaras y encontramos más individuos”, señala Parra.

Los científicos saben identificar a los osos por una particularidad, sus manchas son como las huellas digitales en los humanos, así que luego de dejar las cámaras por algunos meses, revisan grabaciones como estas y las comparan para saber si son los mismos osos que ya han visto o son otros.

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