Stiven Claros y tres personas más fueron sorprendidos el pasado lunes cuando varios policías los abordaron para imponerles una multa de $ 883.324 por comprar comida a un vendedor ambulante.
Según contó Claros, él y otros tres compañeros se acercaron a comprar empanadas en un puesto de comidas cercano a la estación Río Negro. Cuando llegaron al lugar, se percataron de la presencia de los policías, pero ignoraron que estuvieran aplicando multas.
“Cuando nos estábamos comiendo la empanada, los policías nos pidieron la cédula, pensamos que era para revisar antecedentes judiciales. Fue en ese momento cuando dijeron que nos iban a multar por promover el desuso del espacio público”, narró Claros.
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Este estudiante de ingeniería, más que un reclamo, quiere manifestar su inconformidad porque nunca recibió un llamado de atención previo por parte de los policías: “llegaron después más personas a comprar y a ellos sí les advirtieron, fuimos los únicos multados”.
Stiven Claros también dijo que desconocía la existencia de un punto en el nuevo Código de Policía que contemplara como irregular la compra a vendedores ambulantes.
Luego de ser multado, el joven se dirigió a una Inspección de Policía para llegar a un acuerdo de pago, pero por ser una multa tipo 4 le dijeron que tenía solo cinco días hábiles para pagar con un 50 por ciento de descuento, vencido el plazo tendría que cancelar los $ 883.324.
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