En 2016 Facebook tuvo un papel protagónico gracias a su participación en tres grandes hechos relacionados con procesos democráticos: El triunfo del Brexit, el triunfo del "no" en el plebiscito del Proceso de Paz y la victoria presidencial de Donald Trump en Estados Unidos.

En este panorama, Facebook facilitó en los tres casos la congregación y difusión de mensajes de discurso de odio y por otro lado la difusión de noticias falsas. Ambas prácticas se asociaron a través de episodios como el destape de la firma de estrategia digital Cambridge Analytika a influir los procesos electorales en distintos países. Sucesos que han convertido a Facebook a lo largo de cuatro años en la red social segura para los grupos y discursos que se han calificado como "de odio".

En hechos recientes, en vista del movimiento Black Lives Matter, desatado por el asesinato de George Floyd a manos de un uniformado de la Policía de Minneapolis, el público conservador y los discursos de odio se han exacerbado sobre estos hechos y sobre las protestas. De ahí que muchas marcas de gran reconocimiento como Coca Cola, Ford, Adidas y Starbucks.

Si bien no se tiene claridad sobre las pérdidas que representa esta campaña denominada "Stop hate for profit", traducida como "No al odio por dinero", vuelve a poner sobre la mesa el tema de la responsabilidad de la red social en la difusión de este tipo de contenido.

Aquí el contexto dado por Santiago Rivas en Puntos Capitales: 

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