¡Llegó #ElLunes otra vez! Y Santiago Rivas abrió una nueva semana hablando sobre uno de los temas más importantes durante la campaña presidencial y ahora en el gobierno de Gustavo Petro: las relaciones entre Colombia y Venezuela. Para ahondar sobre esto nos acompañó Jorge Mantilla, director de Conflicto de la Fundación Ideas para la Paz.

Hay que iniciar diciendo que el pasado 26 de septiembre se volvió a abrir la frontera que comprende 2.200 kilómetros y que desde el 2015 estaba cerrada. Durante los últimos 7 años este cierre implicó la agudización de las dinámicas como la presencia de grupos armados ilegales en la zona, la vulneración de derechos humanos de quienes cruzaban de país a país por allí y el fortalecimiento de economías ilegales, entre otras problemáticas.

Tras la posesión de Gustavo Petro este ha sido uno de los temas en los que se ha tenido la lupa puesta y aunque ha habido avances, aún quedan temas sobre la mesa, uno de estos, como lo explicó Jorge Mantilla, son las políticas para la población migrante, pues el analista afirmó que es probable que cerca de un 30%, de los más de 2.500.000 de venezolanos y venezolanas que habitan en territorio colombiano, no regresen al país vecino, pues miles ya han logrado definir temas como vivienda y trabajo en Colombia.

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Por esto es urgente que Gustavo Petro “construya sobre lo que dejó Duque para avanzar en integración de esta población. Asimismo, debería avanzar en la implementación del Estatuto Migratorio y en la política fronteriza que quedó establecida en el gobierno pasado”. Lo anterior, también partiendo de las dinámicas que siguen presentes en las llamadas trochas, donde siguen presentes la delincuencia, la presencia de grupos como el ELN y las disidencias de las Farc y las distintas vulneraciones a quienes cruzan por allí. Ante esto Mantilla aseguró que por estos temas es que las relaciones entre ambos países no solo pasan por la atención a la  “política exterior, sino que también son temas de política interna en ambos países”.

Por otra parte, otro de los asuntos que aún están por verse es el papel que jugará el gobierno colombiano en cuanto al cumplimiento de derechos humanos en Venezuela, lo que implica cuestiones desde que Venezuela se acerque al Sistema Interamericano de Derechos Humanos hasta la excarcelación de miembros de la oposición. Adicionalmente, Colombia también tiene un rol importante para la posibilidad de alternancia de poder en el vecino país, las reglas de juego en las próximas elecciones y las relaciones que se pueden tejer con los gobiernos de países de la región, donde hay una reconfiguración del panorama político, y también de los diálogos a los que se logre llegar con Estados Unidos. 

En lo anterior uno de los roles fundamentales lo tiene el actual embajador de Colombia en la República Bolivariana de Venezuela, Armando Benedetti, quien se ha mostrado en los últimos meses muy afín con Nicolás Maduro y dando poco reconocimiento a la oposición venezolana, una de las partes con relevancia en el panorama del restablecimiento de las relaciones bilaterales. 

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“Benedetti es un político profesional y eso le da la posibilidad de acomodarse muy fácil a cualquier escenario en el que él pueda tener poder. En Caracas la política se mueve mucho y él sabe cómo jugarle a esto. Además, restablecer relaciones consulares en Venezuela implica mucho burocráticamente; son 15 consulados y seguramente eso lo va a liderar Benetti. Adicionalmente, se estima que el costo de ese restablecimiento consular es de cerca de 26.000 millones de pesos, ahí también hay intereses para un político cómo él”.

Otro punto en esta conversación con Jorge Mantilla tuvo que ver con una de las banderas de Gustavo Petro: la transición energética, pues este tema no solo implica las políticas que se establezcan en Colombia, sino también las de otros países, entre esos Venezuela. Sin embargo, el investigador anotó que: “es poco probable que Venezuela se sume en el tren de la transición energética que propone Petro, ya que gran parte de la economía del vecino país depende del extractivismo y es muy difícil de que eso cambie, al menos en el mediano plazo”. Añadió que “este restablecimiento de relaciones bilaterales hay que entenderlo como una normalización progresiva. Seguramente habrán acercamientos que se darán mientras se avanza hacia la transición energética, el cual también es un tema que puede tardar mucho más que el periodo presidencial”.

Así las cosas, aún hay mucha tela por cortar en cuanto a lo que falta para lograr un restablecimiento de relaciones transversal e integral, en el que se dé atención a las distintas aristas que afectó el cierre y el quiebre en las relaciones políticas. Mira aquí este capítulo completo. 

 

 

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