El principal componente del cristal es arena sílice, carbonato de socio y caliza fundida. En su estado más puro, es la cristalización de gases en medio de las rocas, pero, realmente, el principal componente del techo de cristal es la ignorancia.
El cristal tiene una estructura atómica tan finamente organizada como las temibles  limitaciones que la sociedad a lo largo de los tiempos le ha impuesto a las mujeres, muchas veces tan difíciles de detectar que son invisibles, como el cristal.
Médulas: sanando de raíz, serie que Capital estrena este 9 de junio, donde se aborda de manera sensible las experiencias de vulneración vividas por mujeres en torno a la discriminación, violencia e inequidad de género, entre sus capítulos trata el techo de cristal, un término tan clásico como vigente.
Leer también “El silencio lo que hace es empoderar a los agresores”, Carolina Rozo quien destapó el acoso sexual en el fútbol femenino  | Médulas, sanando de raíz
El término 'Techo de cristal' nació en 1978 en Estados Unidos cuando la consultora laboral Marilyn Loden dio su discurso en medio de un panel donde se discutía sobre las aspiraciones de las mujeres, allí en esa sala, el resto de las participantes se enfocaron en hablar de las deficiencias de la socialización de las mujeres.
Loden, con el término se refería a las barreras que existen en el ascenso profesional de una mujer y  precisaba que esas barreras eran culturales mas no personales, y del daño que eso le hace a las aspiraciones de las mujeres y en las oportunidades en su carrera profesional,  como lo consignó en el portal web de BBC.
Durante estos 43 años han pasado 9 presidentes hombres en Colombia, 8 en Estados Unidos, y a hoy, 2021, el techo sigue creando una capa gruesa.
“Si me hubieras preguntado hace 40 años si pensaba que hoy estaríamos teniendo esta conversación, hubiera dicho absolutamente que no, pero lo estamos”, dijo Marilyn Loden en una reciente entrevista a Reuters.
El tema de la desigualdad de género en los líderes del mundo parece tan absurdo como anacrónico. Según el estudio del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) del 2020, que cuestionó a hombres y mujeres de 75 países del mundo sobre las percepciones de género e igualdad cerca del 90% de la población mantiene algún tipo de sesgo contra las mujeres.
El estudio recuerda que tan solo 10 de los 193 líderes gobernantes del mundo son mujeres.
En el mercado de trabajo, la remuneración de las mujeres es inferior a la de los hombres y tienen una probabilidad mucho menor de ostentar cargos directivos: menos del 6% de los directores generales de empresas del índice S&P 500 (índice bursátil que recopila las 500 empresas más grandes de Estados Unidos) son mujeres. Y aunque las mujeres trabajan más horas que los hombres, es más probable que se trate de trabajo de cuidados no remunerado.

Sumado a eso, el 28 por ciento de la población justifica que un hombre le pegue a su esposa.
Leer también: La función “esencial y sanadora” de ‘Historias Elementales’ en tiempos de crisis
Así como existen cristales sólidos, luminosos, iónicos, covalentes, moleculares y metálicos,  el techo de cristal no se limita solo al tema laboral sino también al cultural, sexual, familiar y étnico, incluso, también lo construyen las mismas mujeres quienes han crecido con lecciones machistas en su entorno familiar y escolar, muchas veces de manera sutil pero determinante para nuestros futuros. Muchas sabemos que tenemos esa raíz sembrada pero dudamos en reconocerlo y afrontarlo.
En la serie Médulas, sanando de raíz encontramos casos de mujeres a las que se les ha puesto en duda sus capacidades profesionales simple y llanamente por el hecho de ser mujeres.
Por un lado está Libia Stella Gómez, una realizadora de cine y televisión, maestra en teoría e historia del arte y la arquitectura y directora de largometrajes como La historia del Baúl Rosado (2005), Ella (2014) y Un tal Alonso Quijano (2020).
Libia, nació y en Socorro, Santander, cuando llegó a estudiar a Bogotá empezó trabajando como mesera, fue allí, donde los clientes se sobrepasaban con ella, donde conoció el machismo y la discriminación, eso la volvió más fuerte.
Como directora y guionista Libia Stella cuenta que ha tenido que romper el techo como el tener que demostrar su talante como directora: tanto en rodaje como en sus aulas de clase manifiesta sentir que, a pesar de su experiencia, se cuestiona su aptitud para ejercer cargos que normalmente han ejercido hombres que incluso tienen menor experiencia que ella.
“En algún momento yo era opcionada a dar uno de los talleres de realización que son de las materias fundamentales de la escuela, y coincidía que siempre eran hombres los que dictaban estos talleres, cuando se me iba a asignar, otro docente se interpuso diciendo que porqué me lo iban a dar a mi, cuestionando mi experiencia y capacidad para asumirlo", relata.
Esto la ha llevado a cuestionarse qué hacer para ganar más confianza y credibilidad y por qué no se cuestionan de la misma manera a otros hombres en las mismas condiciones laborales.
Por otro lado, está la historia de Elizabeth Oviedo de 44 años quien descubrió tempranamente su pasión por el fútbol y con esta los primeros actos de exclusión.
“Cuando terminaba los partidos me iba en pantaloneta a mi casa y en el camino la gente me decía: ‘machorra’, ‘lesbiana’”
Al ingresar a la comisión arbitral, Elizabeth dimensionó dicha desigualdad a la que se enfrentan las mujeres y por ello trabaja actualmente en la búsqueda de mayores oportunidades e igualdad para las árbitras colombianas.
“La vida arbitral es bastante verticalizada. No se tiene en cuenta las particularidades de las mujeres, eso sigue generando esas brechas y a pesar de que nos digan: ”si trabajas duro lo vas lograr, solamente es disciplina y las cosas se dan”, eso no es así hay otras situaciones que no son visibles pero que las mujeres tenemos que romper”, comenta Elizabeth.
Según Naciones Unidas, como vamos, para llegar a una paridad vamos a necesitar 107 años, y solo en los países donde actualmente la inequidad se ha reducido.  Es decir, al menos necesitaríamos 4 generaciones para llegar allí. De igual manera, también recuerdan que en este momento ningún país del mundo es igualitario.
No importa cuán tarde se llegue a conocer el término “techo de cristal” y lo que significa y si apenas lo conociste por este artículo, lo importante es entender que el trabajo por dejar de fabricar ese techo es una tarea conjunta.
Conoce historias de mujeres que han luchado para dejar de vivir bajo ese techo y otro tipo de inequidades en Médulas: sanando de raíz, y anímate a actuar para romper las barreras. Lunes a miércoles y viernes a las 7:30 y 9:30 p.m. y los jueves a las 6:30 p.m. y 9:30 p.m.

Para ver todas las noticias de Bogotá visite www.conexioncapital.co. Encuéntrenos también en Facebook como Canal Capital.