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Así es el trabajo de embellecer la muerte

En un trabajo tan antiguo como la historia egipcia, no existen cuerpos o muertos, sino homenajes. Antes de que un fallecido llegue a la sala de velación para que sus seres queridos le den el último adiós, recibe los cuidados de un tanatólogo con el propósito de mejorar su presentación.

La tanatopraxia es la preservación de los cuerpos, es decir, la labor de esconder o remover los signos de descomposición, y que se pueda hacer una presentación de los mismos para que sus familias puedan encontrar un poco de paz al verlo. Así lo afirma José Ramiro Linares, un tanatólogo que trabaja en una de las 400 funerarias en Bogotá.

“La finalidad de nosotros es darle un cierre a este ciclo y dejarles un buen recuerdo a cada una de sus familias”, cuenta el experto.

Al año, en la capital colombiana fallecen aproximadamente 9.000 personas.  De acuerdo con Ramiro, puede llegar a recibir más de 600 cuerpos en un día de trabajo: “El promedio mensual se encuentra entre 600 y 700 cuerpos. Se pueden hacer desde 3 hasta 10 cuerpos en cada turno, en una jornada laboral de 8 a 10 horas”.

A medida que ha crecido la población, se han implementado nuevas normas que han permitido la profesionalización de este trabajo y la creación de instituciones para la formación certificada del mismo.

Los homenajes, como se le denomina a los fallecidos al ingresar a la funeraria, son recibidos y de inmediato se procede a la revisión de los papeles correspondientes, como la copia de la cédula y la orden de traslado.

Luego, al ser colocado en el Salón de Paz, Ramiro lava el cuerpo con cuidado y con un líquido especial. Posteriormente, se extraen los fluidos y gases del cuerpo utilizando una aguja especial. Terminado ese proceso, se inyecta una serie de químicos para eliminar el rigor mortis, los signos de descomposición que pueden presentar los tejidos del cuerpo. Los químicos son retirados después y se procede a suturar el cuerpo y tapar los orificios nasales y la boca.

Como último paso en la tarea de borrar las huellas de la muerte se encuentra la tanatoestética. El procedimiento incluye vestir al fallecido, arreglarle el cabello, retirar vellos y aplicarle maquillaje. A partir de allí se arregla el homenaje. Eso significa colocar el cuerpo en el ataúd que ha sido adecuado con una superficie plástica al fondo para evitar líquidos salientes del cofre durante la velación.

La higienización, conservación y cuidado estético de un homenaje puede demorar entre una y cuatro horas según cada caso.

Aquí el video con la historia completa (el material puede contener imágenes sensibles para el espectador, se recomienda discreción):

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