¿Dónde compran sus alimentos las y los bogotanos?

Los ciudadanos de Bogotá tienen diferentes lugares para abastecerse de comida, desde pequeñas tiendas hasta grandes almacenes de cadena. Desde Capital, hicimos una radiografía de este tema para conocer más sobre las dinámicas de consumo de los ciudadanos.

De acuerdo con las cifras de la ANDI, el 45,2 % de las compras se realizan en las tiendas de barrio, el 28,4 % en los supermercados, el 12,2 % en los almacenes ‘Hard Discount’ como ARA, D1 y Justo & Bueno, el 9,7 % en los almacenes de cadena y el 0,4 % a través de compras por internet.

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Sobre el principal medio de abastecimiento de alimentos, la directora de Economía Rural y Abastecimiento Alimentario, Juanita Rodríguez Garay, sostuvo que “las tiendas de barrio son críticas para la alimentación de los bogotanos. Solo en una tienda de barrio, en algunas localidades donde definitivamente hay unos ingresos muy bajos, es donde le venden a usted la bolsita de aceite, la cucharada de manteca. Eso no lo ofrece el ARA, el D1 ni el Justo & Bueno”.

Las denominadas tiendas de barrio cumplen un papel fundamental en la seguridad alimentaria de la población, ya que se surten de las centrales de abastecimiento de las plazas de mercado y permiten una conexión entre la comunidad.

“La apuesta es fortalecer las tiendas de barrio para que tengan prácticas de inocuidad, de calidad y para que se enrolen con los productos financieros”, agregó la experta.

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Falta de información, una piedra en la camino para las políticas alimentarias

“El grave problema es que hacemos la política pública a ciegas (…) ni Bogotá, ni el país tienen un sistema completo de información de precios, que permita saber si las tiendas están cobrando más caro o más barato de los supermercados. Las intervenciones se hacen suponiendo, pero sin evidencias empíricas de si los márgenes de comercialización son muy altos en las tiendas, o son muy altos en Corabastos o son muy altos para los intermediarios”, dijo Jaime Forero Álvarez, docente de la U. Javeriana en temas de economía rural y en sistemas de alimentos.

Para los expertos, mientras Bogotá y el país no creen un sistema de información de precios que permita resolver los problemas de los márgenes de comercialización, la política pública de abastecimiento de alimentos se hará a ciegas.

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