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¿Dónde quedó la OCDE?

En mayo de este año, el expresidente Juan Manuel Santos anunciaba con “enorme satisfacción”, palabras usadas por él, la aceptación de Colombia “al club de las buenas prácticas”, un hecho, visto por algunos analistas como el espaldarazo o, mejor aún, el reconocimiento que la llamada “comunidad internacional” hacía frente a los tímidos avances que, en materia de crecimiento y desarrollo, lograba el país en medio de un complicado proceso de paz.

No obstante, entre las propuestas presentadas por el gobierno de Duque en materia de política exterior, no se ha hecho ninguna mención del ingreso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y, como suele pasar, nuevas prioridades aparecen en la agenda.

Pocos son los días que lleva Duque gobernando, pero importantes los anuncios, que, al menos en política exterior, se han hecho desde el Ministerio de Relaciones Exteriores. El pasado 14 de agosto, en el encuentro que el Canciller Carlos Holmes Trujillo sostuvo con delegados de las representaciones diplomáticas reconocidas en el país, dejó ver que dos serán las prioridades de este gobierno frente al manejo de los asuntos internacionales. Por un lado, fortalecer sus relaciones con Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico, erradicación de cultivos ilícitos, etc., y por el otro lado, formular una nueva política de fronteras por medio de la cual se trabaje el tema migratorio, poniendo especial énfasis en la migración venezolana, a lo que se le suma el anunció de retirar al país de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) por no tomar una postura más radical frente al presidente Maduro.

Unos lineamientos generales que evidencian el camino que se seguirá en materia de política exterior durante los próximos cuatro años y cuya premisa, señalada por el ministro, será la de “actuar, actuar y actuar”.

La OCDE y Colombia

La OCDE es una organización conformada por 37 países, cuya principal función es la de dar línea en materia de cooperación al desarrollo, así como la de compartir sus buenas prácticas, realizando una constante evaluación entre pares, en la que se analizan, evalúan y proponen reformas, en caso de ser necesario, alrededor de 31 áreas de trabajo.

Hasta hace unos meses, el ingreso de Colombia a la OCDE era una de las noticias más importantes para el país, y lo ES. No puede desconocerse su importancia, ni mucho menos tratarse como un si fuera una “membresía” más que nos costará demasiado. Al contrario, podría afirmarse que es un enorme reto que deberá ser asumido por el nuevo gobierno como una importante labor diplomática, pero sobre todo política y técnica, frente a la comprensión del funcionamiento de la OCDE y de los temas que allí se tratan, como por ejemplo la migración, un área temática que, en los últimos años, ha despertado el interés de la mayoría de sus miembros y que se alinea con las prioridades señaladas por la Cancillería en los últimos días.

Tal vez, las preguntas que hay que hacerse frente a este tema son, por qué hay que prestarle atención a esto y qué gana Colombia siendo parte de esta organización constituida por países que tienen la característica de ser economías desarrolladas, cosa que Colombia aún no es y, sin ánimo de ser pesimista, no lo será por unas décadas más. La respuesta para ambas preguntas la da incluso el mismo canciller cuando afirma que “los grandes temas internacionales son nacionales y los grandes temas nacionales son internacionales”.

De este ingreso, el principal beneficiado será Colombia, le traerá mayores oportunidades para mejorar su gestión púbica, ser más transparente frente al manejo de sus políticas, debido a que estará bajo la auditoria y vigilancia de sus pares e, incluso, para atraer mayor inversión extranjera, tal como ocurrió con México y Chile cuando se hicieron miembros de la OCDE. Entre otras ventajas, podría mencionarse la capacidad que, a largo plazo, podría desarrollar el país para mejorar la formulación, implementación y, sobre todo, el monitoreo de sus políticas públicas.

Sin embargo, hasta ahora se desconocen las medidas que el nuevo gobierno va a tomar para darle continuidad a una decisión que, de seguro, representa para el país enormes oportunidades de mejora en áreas temáticas en las que se requieren grandes y profundas transformaciones como en temas de administración pública, ciencia, tecnología e innovación, combate contra la corrupción, educación, salud, seguros y pensiones, entre otros.

Como se ha venido señalando, está claro que el ingreso de Colombia a la OCDE es un asunto de gran relevancia para el desarrollo económico y social, en el que sería oportuno empezar a “actuar, actuar y actuar”.

Por: Paula Ruíz, docente-investigadora. Universidad Externado de Colombia

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