Bogotá es el hogar de múltiples comunidades indígenas y afro que llegan desde sus territorios a la Gran Ciudad para practicar sus costumbres, cosmogonía y saberes en suelo capitalino.
En torno a esta situación, Gloria Pinilla se reunió en La pata que le falta a la Mesa con representantes de diferentes comunidades indígenas y afro asentadas en Bogotá, para hablar sobre las espiritualidades diversas que cobijan a la ciudad.
“Se sabe de la persecución por parte de las religiones monoteístas a los conocimientos y caminos espirituales de los pueblos originarios, con los que muchas veces se buscó el exterminio de las creencias de los pueblos indígenas”: así abrió la discusión Gloria Pinilla en Mesa Capital.
Según el último censo poblacional, en Bogotá residen 14 cabildos indígenas, como los chibchas, los muiscas, emberá, uitoto y eperara siapidara, entre otros. Asimismo, los negros, mulatos, afrodescendientes y afrocolombianos en Bogotá son 65.656, y la población palenquera 218. Todas estas comunidades tienen costumbres y visiones de ver el mundo diferente.
“Para nosotros es muy importante la relación con nuestros antepasados porque ellos nos han venido enseñando, para que nosotros no perdamos nuestra cultura. Nosotros siempre fuimos criados enseñando nuestra cultura”, sostuvo Maritza Valencia, sabedora del pueblo uitoto.
Sin embargo, hay un común denominador que padecen todas las comunidades originarias que salen de sus territorios hacia las ciudades capitales: el desconocimiento de su tradición y el aporte que este le puede hacer a la cultura.
“Lo único que trajeron los esclavizados de África fue su música y su memoria. Dentro de la memoria ancestral está la espiritualidad y en el caso yoruba el conocimiento de la palabra (…) Ese saber se convirtió en un punto para reconstruir su memoria porque quedó fragmentada”, dijo Jimmy Viera, babalawo yoruba.
La lucha de los indígenas y las comunidades afro en todo el mundo siempre será por mantener sus costumbres en un mundo que cada vez se pierde más entre la banalidad y el materialismo. Y el caso de las comunidades de Bogotá no es diferente.
Aquí puedes ver la conversación completa:
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