La Ermita de Guadalupe, una joya de Bogotá

Entre tantos lugares, momentos y personajes que nos hacen sentirnos orgullosos de ser bogotanos, tenemos sitios emblemáticos como Monserrate, el Museo Nacional, el Palacio de Liévano o la Catedral Primada,  entre otros. Sin embargo, hoy destacamos la historia de la Ermita de Guadalupe.

Esta edificación ubicada en el Cerro de Guadalupe, vecino de Monserrate, en múltiples oportunidades fue destruida, sin embargo, hoy sigue siendo un espacio vigente y con ella se mantiene la creencia de los capitalinos en la fe católica.

Historia de la Ermita de Guadalupe

Según los historiadores, en 1538, un par de españoles subieron al Cerro de Guadalupe al que se le conocía como ‘La pata de la abuela’, y allí enclavaron una cruz para proteger la ciudad.

Ese fue el primer paso para construir la ermita que allí se encuentra.

“En el mismo lugar donde hubo un sitio de adoración muisca, así se quiso suplantar el culto que allí se rendía. Este trabajo duró más de 100 años y fue realizado con ayuda de los presos de aquel entonces”, contó Jorge Naranjo, guía profesional.

Con el pasar de los años, la naturaleza se manifestó no una, sino varias veces afectando la edificación.

“La primera construcción de la Ermita del Cerro, que databa del año 1656, fue destruida por un terremoto. Posteriormente, en 1743, un temblor sacudió la ciudad y destruyó nuevamente la edificación. Así sucesivamente, en 1785 y 1827 la edificación fue demolida por movimientos telúricos”, narró Jorge Naranjo.

A pesar de las duras pruebas, de permanecer destruida por décadas, de reconstruirse en 1945 y luego de la bendición de un arzobispo, el monumento recibe actualmente unos mil feligreses cada fin de semana.

Se destaca que, aunque Monserrate tiene más popularidad por la facilidad de acceso, la Ermita de Guadalupe representa una parte importante de la creencia capitalina.

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