Las vulneraciones a la seguridad nacional se convierten en heridas de país | El Lunes en Mesa Capital

Como todos los lunes a las 8:00 p. m., Santiago Rivas abre el programa de #ElLunes con un monólogo recopilatorio de los hechos más relevantes de la semana: la muerte de Taylor Hawkins y la estigmatización al consumo de drogas, los premios Óscar, el racismo en la carrera electoral y el papel del vicepresidente al momento de buscar votos.

Uno de los hechos que más ha dado de qué hablar en los últimos días, es el atentado con explosivos que dejó a un niño de 12 años y a una niña de 5 años muertos en el barrio Arborizadora Alta en Ciudad Bolívar. Este acontecimiento deja un común denominador en las y los ciudadanos: el miedo y la zozobra que pasó de ser única de la ruralidad y ahora se vive en la ciudad.

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¿Qué ha pasado desde ese sábado 26 de marzo dentro de la localidad de Ciudad Bolívar?

“Las organizaciones del territorio convocaron un plantón pero esos son pañitos de agua tibia, nosotros hemos solicitado una intervención integral de la administración, pero Ciudad Bolívar es una localidad muy abandonada”, dice Sandra Liliana Sánchez, lideresa social invitada.

Desde el 2018, esta localidad ha venido emitiendo alertas tempranas de asesinatos y actores armados ilegales que dominan todo tipo de dinámicas dentro de este territorio, lastimosamente nunca son tenidas en cuenta y dejan, como resultado, hechos como lo ocurrido en el CAI de Arborizadora Alta.

“Se tiene el mapeo donde se muestran estructuras de narcotráfico y paramilitarimo en esa media luna sur de la ciudad, a esos corredores no le hemos prestado atención. Nosotros hicimos alertas antes del 9 de septiembre del 2020, se sabía que en estos territorios iba a explotar una guerra, pero se nos ha dicho que generamos terrorismo a la comunidad”, explicó Diego Cancino, representante a la cámara por Bogotá del Partido Alianza Verde.

Para Sandra Sánchez, lideresa social de Altos de la Estancia en Ciudad Bolívar, las acciones como lo son los atentados terroristas, se incrementan en época electoral, ya que utilizan ese tipo de estrategias para generar miedo y justificar que llegue seguridad a la localidad, sin importar qué tipo de opciones implique esa “seguridad”.

“Nosotros sabemos que la seguridad no es con policía sino con oportunidades”, recalca la lideresa invitada.

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La preocupación de un incremento en la violencia es un panorama casi nuevo para la vida citadina, pues el miedo causado por este tipo de amenazas se reservaba únicamente para la ruralidad colombiana. ¿Lo ocurrido en Ciudad Bolívar se vuelve una radiografía de la nación?

“Esta localidad está compuesta, principalmente, por población víctima del conflicto armado. Acá hay ejercicios de control de grupos 'posdesmovilización' del paramilitarismo, porque cumplen las mismas lógicas. Ciudad Bolívar es como una Colombia pequeña porque tiene las mismas afectaciones que tiene el país: actividades extractivistas, márgenes de pobreza altos y una gran densidad poblacional, esto refleja una vulnerabilidad de la localidad”, expone Miguel Ángel Reyes, Integrante de la red popular de Derechos Humanos Bogotá - REDHUS.

Una de las banderas de campaña del actual gobierno, fue el de “hacer trizas los acuerdos de paz”. Bajo el panorama actual, el Coordinador de Convivencia y Seguridad Ciudadana de la Fundación PaRes Colombia, Isaac Morales, afirma que se cumplió esa promesa:

“Lo que pasa en Ciudad Bolívar es la mejor evidencia de que la política de seguridad del gobierno Duque ha fracasado. Hechos como el paro armado o lo que ocurre en territorios como el norte del Cauca, el sur de Antioquia o el Catatumbo, se están trasladando a las ciudades. Lo que ha quedado en evidencia es que la capacidad armada se ha visto fortalecida precisamente por la ausencia del Estado en territorios apartados”.

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Ya para cerrar el programa, Santiago Rivas hace una reflexión a defender la paz por encima de todo, pues si bien es importante que se encuentren a los responsables del atentado al CAI en Ciudad Bolívar, también debe serlo defender la justicia y la verdad como garantes de derechos fundamentales.

“El diálogo debe entenderse como el principal acto democratico, es momento de que entiendan que la gente es infinitamente más importante que sus dirigentes”, concluye Santiago Rivas.

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