Pablo Hernán Rueda siente una gran sensación cuando parte un palo de madera, material en el que ha adquirido mucha experiencia con trabajo y esfuerzo, pues lleva 42 años construyendo guitarras clásicas.
Él dice que habla, escucha, conoce e interactúa con la madera, y espera que su hijo Diego Fernando continúe su legado, pues él ya está prendiendo, compartiendo con su padre e intentando llevar el nombre Pablo Hernán Rueda por lo alto.
Ellos son un par de artesanos que aman su oficio, los instrumentos, la música, su taller y el espacio donde cada día recuperan su esencia y son agradecidos por el momento que pueden compartir juntos.
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