Agencia EFE

La cuarentena decretada en la mayoría del territorio latinoamericano para evitar la propagación del coronavirus (COVID-19) ha generado el espacio para que los traficantes de fauna silvestre saqueen las áreas naturales más importantes de la región sin mayores inconvenientes.

Esto, debido a que las autoridades han relajado sus sistemas de vigilancia y también porque los defensores ambientales permanecen aislados como parte de las medidas sanitarias.

No obstante, algunas de estas operaciones han logrado ser frustradas: el 12 de mayo, la Procuraduría ambiental mexicana decomisó 15.053 tortugas amenazadas y en peligro de extinción que iban a ser llevadas a China.

Algo similar sucedió en Colombia el 30 de abril, cuando traficantes de tortugas intentaban hacer llegar a China 2.162 de estos animales, procedentes de la Orinoquía.

En Argentina, el 25 de abril, fueron detenidos pescadores furtivos en la reserva natural Malargüe, los cuales transportaban 50 peces de diferentes especies exóticas. Y la lista continúa…

Sergio Ordaz es un defensor de tortugas golfinas en la costa sureña de Oaxaca, el epicentro del contrabando de quelonios (nombre científico para las tortugas) en México. Él asegura que “desde que empezó la pandemia se ha incrementado más el saqueo de huevos de tortuga”.

“De hecho, han vuelto las matanzas, se llevan a las tortugas, se meten al corral de anidación”, relató en una entrevista.

Sergio, junto con otros habitantes de la zona, tiene un campo tortuguero denominado Barra de Colotepec. Se trata de un santuario donde las tortugas son protegidas de los traficantes y donde cuidan sus huevos, ya que desde allí monitorean la llegada de los animales a la playa y las eclosiones.

Pese al riesgo de contraer la COVID-19, los lugareños monitorean las tortugas todas las noches y alertan a las autoridades sobre cualquier movimiento extraño. No obstante, Sergio señala que si antes del coronavirus los inspectores realizaban una mínima vigilancia, ahora esta es prácticamente nula. “Como está más enfocada la cuestión de evitar el contagio, una parte de la conservación queda desprotegida”, añade.

Biólogos especializados en fauna silvestre comentan en el Día Internacional de la Diversidad Biológica, que se celebra este viernes, que América Latina concentra el 40% de la biodiversidad a nivel mundial -como indica el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)-, por lo que si esta región ya era un foco de los “ecotraficantes” décadas atrás, ahora la pandemia hace que sea aún más vulnerable.

“América Latina representa el 40% de la biodiversidad mundial, pero sus legislaciones son bastante débiles y la efectividad en la aplicación de la ley también. Estas fallas se vienen a acentuar con la pandemia, ya que la mayoría de las fuerzas policiales están dirigidas a resolver otro tipo de problemática”, asegura el doctor Alejandro Olivera, representante del Centro para la Diversidad Biológica en México.

En esto coincide el doctor Raúl Arriaga, integrante de la Academia Mexicana de Impacto Ambiental, y quien participa a menudo en foros globales y regionales: “Ahorita lo ambiental está totalmente abandonado. Vuelve a surgir el tráfico de huevos de tortuga, de aves. Vuelve a surgir la afectación de fauna en zonas de selva (de Latinoamérica)”.

La biodiversidad en la región está compuesta principalmente por Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela, países que representan casi la mitad de la biodiversidad a nivel mundial y la cuarta parte de sus bosques, según el informe “América Latina y El Caribe: una superpotencia en biodiversidad”, del PNUD.

Sin embargo, de seguir esta situación de depredación de fauna y flora, para el 2050 disminuirá el 15% de las plantas y animales de la región, de acuerdo con una alerta realizada en 2018 por la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas.

Por ello, cada 22 de abril se conmemora la firma del Convenio sobre la Diversidad biológica, lograda en 1992 en Río de Janeiro, Brasil, con el objetivo de que el mundo conserve los recursos genéticos, las especies silvestres y los ecosistemas. De hecho, este año concluye la “Década global de la Diversidad Biológica”, iniciada en 2011.

Para conmemorar la fecha, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) imparten este viernes en México una conferencia titulada “COVID-19 y su vínculo con la biodiversidad, el tráfico ilegal de vida silvestre y la bioculturalidad”.

China, el mayor importador de especies en peligro de extinción

El tráfico de fauna ha sido catalogado como el cuarto más relevante después de las drogas, las armas y las personas, según la Oficina Contra la Droga y el Delito de la ONU.

“El creciente número de redes internacionales de comercio criminal organizado representa una de las mayores amenazas para la vida silvestre de América Latina”, explica el informe “Advirtiendo sobre una crisis: el tráfico de vida silvestre en Latinoamérica”, de la organización Wildlife Conservation Society (WCS) y que fue publicado en 2018.

Según las investigaciones de WCS, “varias especies de alto valor se han vuelto especialmente vulnerables al comercio con Asia”.

Este riesgo no ha desparecido en tiempos de pandemia, ni tampoco por el hecho de que el coronavirus se haya originado en China, añaden los expertos.

“A pesar de que China había dado signos de que no iba a recibir fauna silvestre, al ser el mayor importador de especies en peligro de extinción, se ha visto que esta actividad continúa en la pandemia y, por lo mismo, que se ha relajado la vigilancia en este tipo de actividades”, insiste el doctor Olivera, que da como ejemplo los casos frustrados de tortugas que iban a ser llevadas a este país asiático.

Por otra parte, ambos consideran que, por la transmisión del virus vía aérea, deberían reforzarse los controles trasnacionales.

“Es un riesgo de corto plazo porque podemos traer a nuestro entorno algún virus contra el que no tenemos referencia (…) Esto comenzó en China, donde hay esta costumbre de consumo de la fauna silvestre”, indica Arriaga, exsubsecretario de la Secretaría del Medio Ambiente de México.

De cara a la problemática, el experto Olivera considera que es fundamental que los Gobiernos latinoamericanos cooperen entre sí.

“No debe estar desvinculado el tráfico ilegal de la pandemia. Este virus salió de la fauna silvestre, de una enfermedad zoonótica (…) Debería haber atención en los gobiernos latinoamericanos a todas estas importaciones y exportaciones de tráfico ilegal (…) Se debe identificar y combatir este riesgo con una mayor cooperación de información entre los países latinos”, concluye.

Por: Agencia Anadolu

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