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jueves, abril 25, 2024

Voces Oficiales

Según cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica, en Colombia hay más de 80.000 personas desaparecidas. Los más de 50 años de violencia en los que se ha visto involucrado el Estado, los grupos armados y la población civil, hacen de este flagelo una incertidumbre constante, no solo en las zonas rurales del país, también en las grandes ciudades, donde con el pasar de los años se sigue presentando este fenómeno.

El término “desaparecer” se entiende como una acción en la que una persona pasa de estar en lugar cotidiano a uno que se desconoce. Este fenómeno se cataloga en dos modalidades: forzada y sin información.

La desaparición forzada, según Medicina Legal, se entiende como un delito que está tipificado por diferentes instancias internacionales de Derechos Humanos, con amplios desarrollos jurídicos diseñados para garantizar los derechos de las personas frente a esta conducta. Consiste “en la privación de la libertad de una persona, seguida de la negativa a reconocer o dar información sobre el paradero de la víctima, con el fin de sustraerla de la protección de la ley”. Este tipo de desaparición, que es violenta, se le atribuía en un principio únicamente al Estado. Sin embargo, con el pasar de los años el espectro se ha ampliado y se reconoce que puede ser cometido por otros actores.

Por otro lado, la desaparición sin información se entiende como una acción que va desligada de la violencia y que por el contrario abarca una serie de sucesos en los que entran aquellas personas de las cuales no se conoce su paradero. Este fenómeno “comprende todos los casos de personas de quienes se desconoce su paradero, cuyos hechos no son consecuencia de una conducta delictiva, de modo que incluye situación tales como ausencias voluntarias, conflictos de custodia de menores, problemáticas familiares, desastres naturales o extravió de personas con discapacidades cognitivas”, afirma Medicina Legal.

Es importante decir que el flagelo de la desaparición sea forzada o sin información, tiene una serie de componentes psicológicos que afectan a todo un entorno familiar y social de aquellos de los que no se tiene rastro alguno.

La zozobra de pensar cada mañana al levantarse ¿qué fue lo que pasó?, ¿quién se lo llevó?, ¿cuándo pasó?, ¿dónde está?, ¿por qué pasó?, son esas preguntas que siempre son el retumbar mental de este grupo de personas y que afecta de manera drástica su vida cotidiana al querer iniciar una búsqueda que, en muchos casos, es cohibida por el temor a denunciar.

Canal Capital