En el marco del Día Internacional de la Juventud, celebrado anualmente el 12 de agosto por la UNESCO, el Programa Jóvenes Resilientes, Efecto Colectivo, de USAID y ACDI/VOCA celebró el domingo, 15 de agosto actividades culturales y comunales de integración junto a los jóvenes de los barrios de Caracolí y Potosí.

En estos barrios de la localidad Ciudad Bolívar hay realidades de desplazamiento, migración, inseguridad, microtráfico y fronteras invisibles, sin embargo, los procesos juveniles han trabajado para apropiarse y resignificar su territorio con los talentos, ideas, sueños y propuestas de los jóvenes de esta zona de la capital del país.

Para impulsar a los jóvenes y a sus procesos, el Programa Jóvenes Resilientes, Efecto Colectivo conmemoró la semana de la juventud con comparsas, muralismo, olla comunitaria y con presentaciones artísticas.

El recorrido de la comparsa abordó a Caracolí y Potosí y finalizó en la institución Divino Niño, en donde se realizó un mural por la reconciliación y la resiliencia, y en donde, desde el mediodía, se compartió la olla comunitaria.

El evento tuvo el acompañamiento de la Alcaldía Local de Ciudad Bolívar, y también la participación del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, que organizó una actividad de recolección de fotografías de antaño de Potosí y Caracolí, con una temática central sobre el 'Palo del ahorcado', que es un árbol que está en proceso de ser declarado patrimonio cultural inmaterial de la comunidad.

También estuvieron presentes movimientos comunitarios y juveniles como la Fundación Intitekoa y la Fundación Cristiana Joshua, organizaciones que promueven el arte, la cultura, el deporte y el acompañamiento psicosocial a niños y jóvenes de estos dos barrios de la capital.

El director del Programa Jóvenes Resilientes, Efecto Colectivo, Ricardo Amaya afirmó

“Sabemos que las ideas, iniciativas y propuestas de los jóvenes de Caracolí y Potosí pueden generar cambios positivos en sus comunidades, y por eso apoyamos este evento por la semana de la juventud, con el objetivo de que ellos puedan planificar, materializar y construir junto a sus amigos y familias, caminos de vida resilientes y en la legalidad”.

Actualmente, Jóvenes Resilientes está activo en 28 municipios del país y espera celebrar el día de la juventud durante todo el mes de agosto en más de 10 municipios a nivel nacional.

En Bogotá, el Programa Jóvenes Resilientes, Efecto Colectivo realizó previamente el proceso de preinscripción para que jóvenes de Caracolí y Potosí tengan acceso a oportunidades, acompañamiento psicosocial continuo, capacitación en incidencia comunitaria, habilidades comunicativas y participación en actividades culturales, sociales, deportivas, entre otras áreas de interés.

“La meta es fortalecer los intereses y habilidades de los 600 jóvenes seleccionados durante esta primera fase”, aseguró Ricardo Amaya.

Con esta integración, el programa y sus aliados seguirán gestando y apoyando proyectos juveniles con el objetivo que los jóvenes inciden positivamente en los territorios y se fortalezcan los lazos con las comunidades de la capital del país

Historia, joven de Caracolí 

Natalia Giraldo

Natalia Giraldo es una lideresa juvenil de 24 años que trabaja por la juventud de la localidad de Ciudad Bolívar, en Bogotá. Vive en el barrio Caracolí y participa en el Programa Jóvenes Resilientes, Efecto Colectivo, de USAID y ACDI/VOCA, iniciativa que busca apoyar a los jóvenes en el acceso a oportunidades de formación, generación de ingreso económico, emprendimiento, acompañamiento psicosocial y uso del tiempo libre.

Natalia empezó a practicar porrismo cuando estaba en noveno de bachillerato. Inspirada en la disciplina, en la pasión deportiva y en la consciencia de su comunidad, en el 2014, ella abrió la Fundación Cristiana Joshua, junto a profesores de su colegio, la Institución Sierra Morena, y junto a otros jóvenes.

“El objetivo de nuestra fundación es que más allá de crear una oferta de uso de tiempo libre para los jóvenes, también es fomentar la disciplina, el desarrollo de habilidades y del liderazgo, y también la generación de caminos alternativos a lo que comúnmente se ve en el barrio: grupos ilegales y microtráfico”, comentó Natalia Giraldo.

La fundación empezó  a ser parte de programas del IDRD y trabajaba con niños y jóvenes al dictarles prácticas de gimnasia, parkour, break dance, circo y malabares.

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