"Esto es un arte y un trabajo apasionante", así es como define Enrique Rojas Morales a la sastrería. Este hombre tuvo su primer acercamiento con este oficio en el año 1953 y hoy afirma tener energía para dedicarle mucho más tiempo de su vida.
"Lo primero es tomarle las medidas al cliente y después de las medidas entrar a hacer el molde, (...) después del molde hecho, se coloca en la tela, se corta ya el traje y se bastea una prueba que se bastea a mano", contó Rojas a Canal Capital.
Este sastre maestro confiesa que lo que más ha afectado a su oficio son los cambios generacionales pues de 20 personas que pasan frente a su sastrería, dos llevan vestido y los otros 18 van informales.
Sin embargo, don Enrique sigue fiel a su profesión y ha legado el amor por este arte a tres de sus hijos, quienes hoy también dedican su vida a la moda y el diseño.
"Hacer un vestido es como acariciar la novia, así es de bonito", puntualizó este sastre.
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