Por primera vez en Latinoamérica se realizó la Cumbre Mundial de Nobeles de Paz y el evento marcó un precedente: por una vez, un evento de académicos, activistas, líderes y organizaciones de diferentes clases que buscaba convocar a los jóvenes, logró su objetivo.

La cumbre, desarrollada en Corferias, reuniría a periodistas, docentes, hombres y mujeres con apariencia de intelectuales, religiosos y escépticos, colombianos, latinoamericanos y extranjeros, quienes efectivamente asistieron; pero esta vez, la presencia multitudinaria de estudiantes con el uniforme del colegio y universitarios curiosos, marcó la diferencia con eventos similares.

Los jóvenes fueron el rostro del evento y se congregaron en esta oportunidad para hablar de paz.

El ambiente en Corferias era de expectativa y curiosidad. Grandes personalidades del mundo se reunían en la capital colombiana para hablar de un tema tan complejo como es la paz, en un país dividido por ese concepto. A las 8:30 de la mañana, faltando media hora para comenzar el primer panel “Diversidad y desarrollo sostenible” ya se podía ver una larga y ordenada fila de personas al frente de las puertas del Auditorio Principal.

“Crear puentes y no muros”; “la respuesta está en la calle y la calle es nuestra”; “reverdecer la paz del mundo”;  “a partir de la vida podemos recuperar más vida” y “los jóvenes no son el futuro, sin el ahora” son algunas de las frases con las que los panelistas cerraron un encuentro lleno de reflexión y llamado a la acción por parte de los jóvenes.

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“La salud va más allá de las enfermedades, se necesita un abordaje más amplio. Un abordaje político, económico y social. Es indispensable crear espacios de humanidad”. El médico Carlos Trotta de Médicos Sin Fronteras comenzó una intervención impactante y reflexiva con esa frase antes de afirmar que la acción humanitaria y la paz se está viendo amenazada y exigir que se dejen de bombardear a los civiles y la estructura humanitaria, que se ha convertido en una nueva forma de hacer guerra.

Respecto al cambio climático, Hoesung Lee, Panel Internacional para el Cambio Climático, afirmó que mitigar los problemas ambientales es una oportunidad de mejorar las condiciones de salud, la equidad, los beneficios locales y reducir la vulnerabilidad. Así, el economista concluyó afirmando que “abordar el cambio climático no es diferente a abordar los demás problemas de la agenda. Así como puede ser un multiplicador de problemas, puede ser un multiplicador de soluciones”.

Brigitte de Baptiste reforzó la intervención de Hoesung Lee invitando a la participación ciudadana “Debemos preguntarnos cómo nos afectan los conflictos terribles del mundo a nosotros”. La bióloga declaró que los medios tienen una responsabilidad gigantesca para que las personas no piensen que el mundo está en manos de los demás, porque en realidad está en manos de nosotros: “lo que pasa en el mundo es responsabilidad de todos, no solo de presidentes o gobernantes”.

Sobre las armas nucleares el llamado fue definitivo: “una guerra nuclear no implicaría una bomba en una ciudad, como en Hiroshima, sino 20 o 30 bombas en las grandes ciudades, mucho más potentes”. Además, Ira Helfand, director de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, realizó una descripción de lo que implicaría una bomba nuclear: una tormenta de fuego, todo el oxígeno consumido, todo lo existente evaporado, el colapso de todos los ecosistemas. “Nueve países, por razones difíciles de comprender, insisten en mantenernos rehenes de este terror”, afirmó y terminó su participación asegurando que el poder está en los jóvenes, pero si estos no hacen nada, algún día las armas nucleares serán usadas.

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Al igual que el panel que le precedió, el panel “Paz y educación” completó aforo. Durante este encuentro, los panelistas dialogaron sobre los grandes alcances que podría tener la educación en el mundo, y lo atrasados que el mundo está en este proceso, generando grandes cuestionamientos a la manera en cómo se entiende este concepto hoy en día.

Kailash Satyarthi, activista indio por los derechos de los niños, impactó en el público al cuestionar a los gobiernos: “No estamos invirtiendo en la educación de los niños, ¿Por qué los gobiernos pueden llegar a marte y no a los niños que trabajan en las minas? ¿A aquellos que viven como refugiados y los gobiernos les cierran la puerta”. Igualmente hizo una invitación a los jóvenes a pensar la educación y una estabilidad para el futuro e invitó a los asistentes a unirse a su campaña “100 millones para 100 millones”.

Asimismo, Irina Bokova, directora general de la Unesco, hizo un llamado a una educación más incluyente para las niñas: “Estamos atrasados. Deberíamos apoyar a las niñas en sus estudios de ciencias y tecnología. Si queremos lograr equidad de género, no deben haber límites”. Marcelo Kohen, profesor del Instituto Internacional de Derecho, habló de apostarle a una educación diferente, enfocada en la paz: “La cultura de la fuerza no reconoce las causas y razones de los conflictos”, además, “la cultura de paz es enseñar que cuando hay un problema hay que pensar en soluciones sustentables y sostenibles”.

Probablemente, la panelista con menor aceptación fue la ministra de Educación, Yaneth Giha, por quien se escucharon un par de quejas en el auditorio, al mencionar el programa “ser pilo paga” (actitud que luego recibió un reconocimiento del argentino Marcelo Kohen, quien afirmó que protestar y organizarse es necesario) sin embargo, la ministra recibió el apoyo de los panelistas y el reconocimiento por su trabajo durante el encuentro.

Anthony Lake, por su parte, inspiró al público afirmando que “educar corazones es el gran reto de un país en paz”.

Rafael Gaza, moderador del encuentro, resumió lo aprendido del encuentro: “La paz se construye poco a poco y la educación puede ser un instrumento, un arma que permite hacer cosas”; así, también resalto que los conflictos no son necesariamente malos, sino una oportunidad para mejorar: “educación para la paz es aprender a manejar los conflictos”

Con una frase concluyente, Gaza reunió lo que los 14 panelistas del día trataron de dar a entender en sus llamados a la participación, la conciencia y el liderazgo: “Todos juntos vencemos”.

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