Durante esta semana, la Avenida Jiménez cumple 80 años desde que fue entregado el primer tramo de la canalización del río San Francisco, un afluente que por el lodo y los malos olores necesitó ser canalizado para que hoy exista una vía en donde solo circulan buses de TransMilenio y peatones.

En 1916 aún existía el río San Francisco, un afluente que durante 300 años sirvió como acueducto capitalino de Aguanueva y que surtió la operación de molinos. Además, sirvió de recurso para las lavanderas.

Con el acuerdo 031 de 1917, el Concejo de Bogotá resolvió poner a la vía que reemplazaría el cauce del río San Francisco el mismo nombre del fundador de Bogotá, Avenida Jiménez de Quesada.

En 1938 fue entregado el primer tramo de la Avenida Jiménez, que iba entre los cerros orientales y la carrera Séptima. Esta vía se extendió en los próximos años hasta el sector de San Victorino completando una longitud de casi 3 kilómetros. Desde entonces, la Jiménez ha sido la gran avenida de Bogotá.

En esta vía del corazón de la ciudad también confluyó el comercio de esmeraldas. Fue también la histórica existencia de un afluente como el San Francisco en la Avenida Jiménez la que le dio, en el año 1999, vida al Eje Ambiental.

Este corredor vial  guarda las anécdotas de los transeúntes y los ciudadanos que se movilizan en TransMilenio tras 80 años de historia.

Por: Juan David Amaya.

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