La comunidad albina en Bogotá solicita que las EPS y las empresas no vulneren sus derechos por sus condiciones de salud. Expresan que pueden adelantar labores técnicas y profesionales como cualquier otra persona.
Astrid y Camilo son una pareja de esposos, tienen 28 y 35 años respectivamente, desde hace 5 velan para que la población albina tenga una vida digna y sin discriminación.
Cuentan que cerca de 30 personas entre niños, adultos y mayores de la tercera edad integran la Fundación Albinos de Corazón en Bogotá y más de 200 en el país. El sol y la luz les afecta en su cotidianidad y esta situación hereditaria se ha convertido en un dolor de cabeza y una lucha constante con el sistema de salud. A esto se le suma la discriminación en el ámbito laboral.
Es por eso que alzan la voz para que la ciudadanía no los rechace por su condición e invitan a la comunidad albina que es vulnerada para que se sienta orgullosa de su condición.
Solicitan a las EPS para que garanticen la cobertura de sus elementos de cuidado y esperan que más comunidad se una, poder ser más reconocidos y menos vulnerados en las calles.
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