Tomada del informativo

 Niñas y niños en condición de vulnerabilidad fueron beneficiados con la entrega de morrales y cartucheras, gracias al proyecto de Economía Circular que nació con la transformación de uniformes usados de los trabajadores de la ETB.

Más de 700 niños que hacen parte de los programas del Instituto de Recreación y Deporte, IDRD y se forman para ser nuestros futuros deportistas, recibirán morrales y cartucheras por parte de ETB. Ya 50 niños y niñas usan sus morrales.

“Cada morral tiene una historia y por eso se llama ‘Hilando sonrisas’. Estos uniformes que anteriormente se quemaban, ahora se reutilizan y estamos apoyando al medio ambiente”, señaló, Sergio González, presidente de ETB.

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702 overoles y batas harán parte de la rutina de los niños, la reutilización de estos implementos es equivalente a sembrar 75 árboles. 

“Me gustó que en vez de quemarlas, las reciclaron y hace mucho para el ambiente”, dice Nohelia Figueroa, niña beneficiada.

Felipe Bernal, niño también beneficiado, revisó al detalle su morral y vio que cuenta con “un bolsillo secreto”.

La reconocida diseñadora María Luisa Ortiz, guio a 33 emprendedores de la confección para darle la transformación a las prendas.

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“Gracias a las manos de las personas que lavaron, que descosieron, las que cortaron y las que confeccionaron, se generó este valor. Esto cobra valor a través del trabajo de las personas”, indicó María Ortiz, diseñadora colombiana.

Esta entrega también aporta a que los niños tengan claro que pueden darle una segunda oportunidad a las cosas, disminuyendo la contaminación.

“Poder reutilizar y contaminar menos el ambiente, porque estos últimos años se ha contaminado mucho la ciudad”, mencionó Manuela Bernal,  beneficiaria de este proyecto.

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“Es útil para llevar mi agua, mis otros zapatos y un almuerzo”, dijo Juan Osorio, menor beneficiado.

“En vez de botarlos en una caneca para que se vayan a otros ríos u otros mares. Los reutilicen para que sirvan para ayudar a las personas”, indicó David Ruiz, niño favorecido. 

Con este proceso, además de la alegría de los futuros deportistas, ETB contribuyó a ahorrar el equivalente a 19 toneladas de co2.

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